Esta iniciativa generó sistemas de producción de Robinia, brindando herramientas para su comercialización, lo que posibilitó conformar un paquete tecnológico completo para el sector productivo silvoagrícola.
Lo anterior se enmarca en las líneas de la política de diversificación forestal, incorporando a la producción una especie conocida y muy cotizada en el ámbito rural, pero de la cual los productores carecen de conocimientos suficientes respecto de su manejo y posibilidades de mejorar la productividad.
Esta oportunidad de negocio se vio reforzada por representar una opción de recuperación, conservación e incorporación a la producción de suelos marginales.
La ventaja está dada principalmente por la adaptación y productividad que la especia ha demostrado en el país. Esta última puede ser aún mayor y, a diferencia del pino radiata, posee una gran flexibilidad y durabilidad (de hasta cien años), lo que le imprime ventajas comparativas frente a las restricciones ambientales que se impone para la utilización de productos químicos y preservantes.
Por otra parte, la robinia mejora suelos infértiles, ya que es una leguminosa capaz de fijar nitrógeno, presentando además la ventaja de poder establecerse en terrenos de baja fertilidad, no aptos para otros usos.
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