Esta experiencia consistió en construir un laboratorio de resistencia al fuego que ha permitido probar nuevos materiales y procesos constructivos en términos de su resistencia al fuego, incorporando modernas tecnologías, tanto en ensayos de laboratorios, como en la prevención y control de riesgos de incendio.
Esto se ha traducido en una disminución de costos de los siniestros, tanto por pérdidas de vidas humanas, daños materiales y recursos de extinción, como por el aumento de la calidad y la reducción de costos de la construcción.
Lo anterior es producto de la incorporación de nuevos elementos y materiales, o de la optimización en los diseños y especificación de insumos adecuados.
La creación de este laboratorio ha posibilitado también, transferir los avances tecnológicos existentes en la materia, fomentando el desarrollo e incorporación de nuevas técnicas, actualizando así la normativa.
Por último, para alcanzar una mayor prevención y control del riesgo de incendios, se reforzaron los equipos de profesionales que prestan servicios especializados y de capacitación avanzada en el área, como el Cuerpo de Bomberos.
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