“Las Pymes deben perderle el miedo al B2B”
Rodrigo Contreras, Gerente General de Senegocia
31/01/2014Agregar «“Las Pymes deben perderle el miedo al B2B”» a los favoritos
Columna de Andrés Ortega. La principal razón por la que resulta tan complicado desarrollar una cultura innovadora es porque para innovar hay que tener comportamientos diferentes.
Parece que todo el mundo ya tiene claro que una de las claves para sobrevivir en este mercado impredecible con forma de montaña rusa es desarrollar nuevos productos y servicios que no existen en el portfolio de la empresa o evolucionar de manera diferencial los existentes; dicho de otro modo, innovar.
Pero no abusemos del término, manoseado y sobado hasta la saciedad. Intentemos extraer la esencia y el significado del concepto. Es que innovar es hacer las cosas de manera diferente a como se han venido haciendo, para lograr mejores resultados de negocio y esto se puede hacer utilizando la creatividad y sus correspondientes técnicas para inventar un producto o servicio que no existe o introduciendo pequeñas variaciones y modificaciones en algo que ya existe. Pedro Muro lo explica perfectamente en su post “De la innovación incremental a la innovación disruptiva en la empresa”.
Pero si es tan obvio, tan insultantemente evidente ¿porque las empresas no desarrollan culturas innovadoras? Aunque pueda parecer increíble una organización no desarrollará una cultura innovadora por el mero hecho de decir en sus presentaciones corporativas que la innovación es un rasgo característico de su cultura. Si realmente se pretende sentar las bases de una cultura que apuesta por el desarrollo de nuevos productos y servicios o por la evolución de los existentes me temo que habrá que hacer algo más que power points.
Y, aunque habrá muchos otros factores, creo que la principal razón por la que resulta tan complicado desarrollar una cultura innovadora es porque para innovar fundamentalmente hay que tener comportamientos diferentes y, cambiar comportamientos implica cambiar hábitos. Y cambiar hábitos implica esfuerzo y determinación de una manera sostenida en el tiempo. Un precio que muchas organizaciones y muchos profesionales no están dispuestos a pagar, aunque sean plenamente conscientes de las consecuencias asociadas a mantener inamovibles sus estrategias, procesos y…claro está, sus comportamientos.
Pero, ¿por dónde empezar? ¿Qué hábitos deben de ser sustituidos y cuales deben reemplazarles? La lista puede ser tan larga como cada organización precise y requiera, porque no todas parten del mismo punto para constituirse como organizaciones con una cultura innovadora. Sin embargo, éstos son algunos comportamientos o rasgos por los que se puede empezar a trabajar tanto en un plano organizativo como individual.
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