Pablo Notari

Jefe de proyecto COMPITE +1000 Nestlé.

De PYME a gran empresa

Columna de Pablo Notari. ¿Cuáles son las principales barreras que dificultan el proceso de transición desde una pequeña o mediana empresa hacia una gran compañía?

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Cada año aumenta la cantidad de PYMES en nuestro país. Según el Servicio de Impuestos Internos, en el 2011 el número de PYMES ascendía a 184.883, representando el 19,3% de las empresas formales en Chile, mientras que sólo un 1,3% correspondía a grandes empresas. Ante estas cifras, surge el cuestionamiento: ¿Cuáles son las principales barreras que dificultan el proceso de transición desde una pequeña o mediana empresa hacia una gran compañía?

Por lo general las PYMES se centran en el día a día del negocio, focalizando su atención en las ventas y en que los crecimientos sean sostenibles en el corto plazo. Además, tienen una mirada local del mercado, lo que impide la visualización estratégica del negocio hacia mercados más grandes y potentes.

Por lo tanto, lo que hace falta es que la  gestión de estas empresas cambie su enfoque y se preocupe de generar sustentabilidad en el mediano y largo plazo, generando una estructura sólida y capaz de enfrentar un crecimiento a nivel de ventas, personas, riesgos, etc.

Aunque no hay un proceso estándar para que una PYME logre convertirse en una gran empresa, es posible identificar 4 aspectos fundamentales que se relacionan con la problemática central que impide que las PYMES crezcan: la dificultad para instaurar una base sólida a nivel de estructura organizacional, y el carecer de una mirada a largo plazo del negocio.

A continuación abordamos en detalle estos 4 aspectos:

1.- Lógica del negocio: Dentro del esquema de una PYME, el funcionamiento de los engranajes claves están enfocados -la mayoría de las ocasiones- en la capacidad de generar dinero a través de la venta de productos, proyectos, servicios, etc., como también en la captación de nuevos clientes. Este último punto absorbe gran parte de la atención del dueño o gerente general en una PYME.

Sin desmerecer la importancia de lo mencionado anteriormente, esto provoca un desequilibrio de los engranajes claves del negocio respecto a la estrategia de mediano y largo plazo que se requiere para consolidar a una PYME. Esto se traduce en un desajuste generalizado dentro de la organización, que gatilla un círculo vicioso que parte con la falta de estrategia, continúa con la imprecisión en la definición de las áreas de trabajo y culmina con el desarrollo de objetivos imprecisos para los trabajadores. Se carece, por tanto, de descripciones de cargo, lo que imposibilita una adecuada evaluación por desempeño, y por ende no se gestiona adecuadamente el recurso humano disponible. La organización se asemeja a una torre de naipes, en cualquier momento se cae, debido a que se carece de una base organizacional sólida.

2.- Autonomía organizacional: El exceso de control que caracteriza a los dueños de pequeñas y medianas empresas comienza en el nacimiento de cualquier organización. Estos se ven obligados a participar en todas las áreas y procesos dentro de la pyme, lo que conlleva necesariamente a un conocimiento general de esta y, por ende, al deseo de controlar todas las áreas de la organización. De esta manera, las PYMES suelen depender netamente del accionar del dueño. El ideal, por el contrario, es que las organizaciones  tengan la capacidad de funcionar, independientemente de quién esté al frente de ellas, transformándose en un ente completamente autónomo. Por esto es que se suele comparar a las organizaciones con organismos vivos.

3.- Miedo a la inversión a través de deuda: Es sabido que empresas en etapas tempranas se encuentran con grandes dificultades a la hora de solicitar financiamiento en bancos u otras instituciones financieras. Sin embargo, cuando una PYME se encuentra apta para el apalancamiento, existe cierto resquemor a endeudarse. Lo anterior es gatillado, en general, por el miedo a no ser capaz de pagar en el corto plazo, lo que podría amenazar  la continuidad de la organización. Lo cierto es que, en empresas relativamente sanas, el beneficio de tomar deuda puede ser muy positivo y debiera ser visto como una oportunidad para mejorar la rentabilidad de la empresa, y no como una amenaza que ponga en jaque su funcionamiento.

4.- KPI´S. La falta de indicadores en algunos casos, y por otro lado el poco uso que se da cuando se tienen, es un factor que dificulta el desarrollo, gestión y optimización de los procesos dentro de cualquier organización. Las PYMES son mucho más sensibles que una gran empresa, por lo que deben estar muy atentas y preparadas ante cualquier cambio en el mercado y dentro de sus organizaciones. Los KPI’S se transforman en una herramienta clave para la gestión de la PYME, que facilita el seguimiento de los ítemes críticos. Los indicadores pasan a ser el panel de control de la organización, adecuándose a la gestión que se quiera hacer dentro de una empresa en particular. Este panel puede mostrar variaciones puntuales de ventas, efectividad, transporte, tiempos, calidad de servicio, satisfacción de clientes, etc. Esto  debe ser ajustado a la realidad particular de cada empresa y debe ser usado para la gestión del negocio.

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