Pablo Longueira

Ministro de Economía, Fomento y Turismo.

Nueva Ley de Quiebras: El derecho a reemprender

Esta nueva legislación cambiará para bien la vida de miles de emprendedores, quienes tendrán por fin una herramienta legal que los ayudará a levantarse ante las dificultades económicas.

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Este viernes recién pasado se publicó en el Diario Oficial la Ley N° 20.659, que permitirá constituir sociedades en un día, en un trámite, utilizando la firma electrónica avanzada, a través de un registro digital que llevará el Ministerio de Economía, que permitirá obtener en forma inmediata un RUT, sin tener que pasar por conservadores y notarías, reduciendo considerablemente los tiempos, costos y la burocracia.

Esta iniciativa representa un gran salto para la etapa inicial de los emprendedores del país y es, sin duda, una de las más importantes que hemos impulsado en el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, para convertir a Chile en un polo de emprendimiento e innovación y superar definitivamente el subdesarrollo, la pobreza y las desigualdades.

Sin embargo, para llegar a ser un polo de emprendimiento e innovación, tanto o más importante es la profunda reforma que estamos tramitando en el Congreso en materia de quiebras, y que inentendiblemente ha sido una de las modernizaciones más postergadas en nuestro país. La nueva ley de quiebras, contenida en el Proyecto de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas, es un gigantesco avance para apoyar a aquellos emprendimientos que, por distintas circunstancias, viven dificultades económicas.

Para el Ministerio de Economía, este proyecto es de la mayor prioridad, y, en consecuencia, la Superintendencia de Quiebras ha trabajado incansablemente en reconocer las falencias y limitaciones del actual sistema, para establecer una normativa flexible, que considere la experiencia institucional, el desarrollo de nuestra economía y la legislación extranjera.

Según el reporte Doing Business 2012 en el sub-ranking resolución de la insolvencia, Chile se ubica en el lugar 110 de un total de 183 economías, 83 puestos por debajo del promedio de los países de la OCDE. Algo similar ocurre con nuestra tasa de recuperación de activos: mientras que en las principales economías del mundo ésta supera el 68%, en nuestro país es de 25,5%. La duración de los procedimientos de quiebra supera los 4,5 años promedio, tres veces más que los países de la OCDE, que es de aproximadamente un año y medio.

Este proyecto propone una ley concursal moderna, ágil, eficiente y transparente, acorde con la realidad jurídica, económica y social de nuestro país, y en línea con las mejores prácticas internacionales; entre ellas, la de establecer límites de tiempo a los procedimientos, acelerando la liquidación, impidiendo que los activos queden paralizados y se desvaloricen, retardando el pago a los acreedores y restituyendo los bienes productivos a la economía.

Asimismo, contiene procedimientos concursales adecuados para la realidad de cada deudor, ya sea micro, pequeño, mediano o grande, persona jurídica o natural; en equilibrio con la debida protección a los acreedores y a sus garantías, y con especial cuidado a los trabajadores, liberándolos, al fin, de las trabas que actualmente experimentan al enfrentar su reinserción laboral.

El panorama social actual y los vaivenes de la economía nos exigen desestigmatizar al deudor, viéndolo como una persona enfrentada a una situación compleja, y no como a un delincuente. Como país, debemos entender que el fracaso es inherente a la aventura de emprender. Por ello, esta ley otorga todas las instancias y oportunidades necesarias para reorganizar un negocio si éste es viable, o liquidarlo rápidamente si no lo es, reingresando sus activos al sistema económico. Esto le permitirá reemprender con más fuerza y experiencia que la vez anterior.

Creemos firmemente que esta nueva legislación cambiará para bien la vida de miles de emprendedores, quienes tendrán por fin una herramienta legal que los ayudará a levantarse ante las dificultades económicas, y no una pesada piedra amarrada al cuello, como lo es la actual Ley de Quiebras.

Más temprano que tarde convertiremos a Chile en un polo de emprendimiento e innovación. Durante el 2012 -declarado Año del Emprendimiento- batimos el récord de creación de empresas, 68.500 nuevos emprendedores formales, y lo mismo ocurrió con la inversión extranjera directa (IED), que también alcanzó récords históricos, superando los 28 mil millones de dólares. Esperamos que en este 2013 -declarado Año de la Innovación-, el talento emprendedor de los chilenos, creador de riqueza y empleo, siga despertando, para darle más valor agregado a nuestra economía, con más ciencia y tecnología, investigación y desarrollo, e innovación. Así alcanzaremos el desarrollo.

Columna publicada originalmente en El Mercurio

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