Escribo esta columna aterrizando después de dos semanas en Europa dando clases y conferencias. Estuve vinculado con empresarios, intelectuales y estudiantes. Anualmente lo hago y he vivido, trabajado y estudiado en el Viejo Continente. Sin embargo, regreso con una sensación nueva.
En el mundo que vivió la crisis fui testigo de hombres y mujeres jóvenes y viejos; algunos profesionales otros no; de muy buen nivel económico o normal, los cuales al ver que el camino seguro que habían seguido se les cerraba, exploraron nuevos derroteros en el ámbito de la innovación.
Buscando identificar las características más relevantes para establecer si cada uno estaba preparado para dar el paso que dieron, las sintetizo en las siguientes:
- Todos (as) tenían una muy buena preparación cultural y educacional de tipo general pero con un área -aquella donde apostaron a su actividad innovadora- más desarrollada y además por la cual sentían una fuerte atracción.
- Cada uno conocía las tendencias mundiales en un ámbito mucho mayor que la frontera de sus ciudades, países y particulares intereses.
- Dominaban además de su idioma perfectamente el inglés y normalmente dos idiomas más.
- Habían sido viajeros frecuentes de ojos bien abiertos. Se notaba que eran buenos lectores.
- Un rasgo común es que sin serlo me parecieron destacados sociólogos. Lo anterior en el sentido que conocían la naturaleza humana en cuanto a sus características, necesidades y comportamiento.
- Eran hombres y mujeres muy informados de las oportunidades que ofrecen programas que están al alcance de la mano, en sus países o en el mundo europeo, pero que no todos aprovechan por desconocerlos.
- Todos tenían muy claro que innovar muchas veces es sinónimo de fracasar en más de un intento. Estaban ciertos que ello no implica darse por vencido. Perseveran, se reinventan, corrigen y vuelven a emprender con la convicción que triunfarían como muchos lo habían hecho.
Comparto estas experiencias ajenas. Creo que pueden servir especialmente a los jóvenes que quieren dar un paso como innovadores para verificar si en ellos se presentan estas características.
Sirven.
Seguro que si, seguro que sirven :)
Analogía con la bicicleta
Cuando uno nunca se ha subido a andar en bicicleta toda la preparación previa puede ser de ayuda. El saber como se maneja, gente que ha andado que te da consejos para el equilibrio, saber como funcionan los frenos, libros que explican la técnica, etc. Ahora bien, sin importar toda la preparación previa, yo creo que el caerse es inevitable. La única forma de aprender realmente es subirse y pedalear. Lo mismo siento en la innovación y emprendimiento, tal vez es un pensamiento utópico de alguien jóven de 23 años como yo, pero es lo que me motiva para intentarlo. Saludos y gracias por la columna.