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Atajo

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Marta Mizgier

Trabajadora Social y Master en Administración de Empresas. Es, actualmente, la directora de Emprendimiento del Centro de Innovación en Capital Humano de Fundación Chile. En el cargo le corresponde diseñar y gestionar iniciativas pedagógicas a lo largo del país, así como también en el extranjero, donde ha realizado intervenciones en países como Perú, Colombia y EEUU.

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Formulando proyectos de emprendimiento en el ámbito escolar, me costó proponer cómo evaluar los resultados. “En educación éste ha sido siempre el talón de Aquiles” -me dije. Lo peor es que había que resolverlo el fin de semana, llenando un formulario Corfo.

Hay que pedirle a un proyecto de emprendimiento formativo que mejore la autoestima -es mi convicción. ¿Y cómo correlacionar esto con SIMCE y PSU? Callejón sin salida a corto plazo. Hay que pedirle a un proyecto de emprendimiento de población vulnerable que mejore la capacidad de comunicar y persuadir. ¿Ayuda el saber hablar a mejorar capacidades matemáticas? Quizás sí. Por ahí se puede justificar…

Leyendo una revista Qué Pasa reciente encontré una afirmación de Hernán Cheyre que me hizo click: “El emprendimiento es un atajo a la educación. Una mejor educación es fundamental, pero si a esos jóvenes que tienen una peor educación los introduces al mundo del emprendimiento, las posibilidades que se les abren son enormes”.

Atajo. Un camino de aprendizaje es el recorrido largo, sinuoso y tortuoso hacia el saber puro, abstracto, superior. Otro camino es el trayecto corto y concreto hacia el hacer desafiante, conectado con los intereses más reconocibles, con las  necesidades más sensibles. Sentidas, ¡perdón!

Atajo. Me sigue haciendo click. Busco en el diccionario la palabra. Dice: “caminillo, senda, vericueto, simplificación, reducción, acortamiento, resultado, conclusión, desenlace, fin, final”. No dice camino, dice caminillo. Pero llega al final. ¡Llega a la meta!

Disculpen señores y señoras lectores por haber introducido de tan mala manera el dilema entre educación tradicional y metodologías innovadoras. Es que estoy usando un atajo. Me pregunto, ¿no será una estrategia formativa válida motivar los procesos de enseñanza aprendizaje desde lo concreto, desde los intereses, desde el aprender haciendo? Los programas de emprendimiento, a través de proyectos sentidos y ejecutados por los jóvenes, decididos por ellos, los acercan al mundo de la detección de oportunidades, de la evaluación de riesgos, de la búsqueda de recursos, del trabajo colaborativo, de la obtención de resultados y, de paso, aprenden matemáticas, aprenden ciencias, aprenden a aprender, disfrutan aprendiendo. ¿No será preferible diseñar más programas que hagan el recorrido desde lo concreto hacia lo abstracto?

Ya me siento mejor proponiendo que la evaluación de los proyectos de emprendimiento deben sondear qué tanto logran mejorar la autoestima y la comunicación de los jóvenes, porque pueden ser un atajo que los lleve a la meta.

Fecha : 
23 agosto, 2011
emprendimiento