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El combustible que moviliza la innovación

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Tadashi Takaoka

Gerente General de Club de Innovación, empresa de Universidad Adolfo Ibañez e INNSPIRAL. En Twitter es @TadashiTakaoka

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Hay que ser muy claros. La innovación no es un tema de lógica. Cualquier trabajador o persona que desempeñe una tarea busca ejecutarla una y otra vez para perfeccionarla, para correr el menor riesgo posible, para hacerlo mejor y en menor tiempo. La innovación es contraintuitiva, me pide salir de mi área de expertise para tratar temas que desconozco, que trabaje en un proyecto de alto riesgo con retorno incierto. Bajo esta óptica, es imposible convencer a una organización que tome la innovación (sólo) desde un punto de vista lógico.

Ya hemos hablado en innumerables ocasiones que la innovación se mueve desde la figura del emprendedor, pero es básico entender que este emprendedor es persona como cualquier otro. Pasando por alto la obviedad, esto implica que es necesario alimentar con algún combustible a este emprendedor. Este combustible es la emoción. Cuando hablo de emoción no me refiero solamente a la pasión, también puede estar de por medio la necesidad de seguridad, el amor por lo que uno hace, o incluso la egolatría. Lo importante es entender que a estos emprendedores se les motiva con emociones y no con razones. Las razones nos llevan a concluir cosas, pero las emociones son las que nos llevan a hacer cosas.

¿Qué importancia tiene esto? Mucha. El emprendedor es una llave maestra dentro y fuera de las organizaciones, pero tengo que saber cómo mantenerla para que me siga funcionando. Si trato de conquistar a un emprendedor sólo con dinero, tengan por seguro que los dejará botados. El emprendedor está hecho para cosas más transcendentales. Es así como debemos escuchar a los emprendedores y estudiarlos antes de incentivarlos. El paso cero es comprender qué es lo que los mueve, qué es lo que los lleva a quedarse hasta las 2 am terminando una presentación porque quieren convencer al directorio o a visitar a un cliente potencial porque quieren entender de primera mano las necesidades que tiene.

Esto es aplicable en muchos grados, sobre todo en las empresas. Para nadie es secreto que las nuevas generaciones de profesionales son difíciles de satisfacer y mantener. Esto puede ser visto de dos formas: O las nuevas generaciones son mercenarios que no tienen lealtad con nadie, o las nuevas generaciones buscan sentido en sus vidas y ya no reaccionan al miedo: Miedo a no tener pega, miedo a que me reten, miedo a decir lo que pienso. Si la visión de la empresa y el por qué hace lo que hace no tiene sentido para mí ¡Adiós!. Claramente, esto no es aplicable con todas las personas. Un empleado que odia su trabajo y debe hacerlo porque es la única forma de subsistir está respondiendo a la emoción del miedo, y para mí, esa es la mayor de las desigualdades: Vivir con miedo versus vivir con sentido. Esa es justamente la razón por la que trabajo en innovación, porque siento que es la forma en que la gente puede dejar la realidad segura que no lo convence, y construir una realidad donde las cosas le hagan sentido.

A pesar de tener claro este punto, no es fácil conectar con la emoción de la gente. A veces es difícil hacerlo con nuestra familia o amigos. ¿Cómo hacerlo en una organización con 2.000 empleados? ¿Cómo movilizar desde la emoción cuando les hablo a los operarios que este año la empresa tuvo más utilidades? ¡Qué fibra le puede mover ese argumento al operario! Puede que incluso mueva más la fibra de la rabia y el resentimiento que el de la motivación y pasión por la empresa. Para innovar, el trabajador, emprendedor, o como quieran llamarlo debe estar alineado con la empresa. Estar alineado no significa que sepa de memoria la estrategia, visión y misión de la compañía, sino que cada uno de estos puntos conecte con su sueño propio.  Si lo que comunicas a tu organización es que están innovando porque quieren tener más utilidades, la innovación nació muerta. Le estás tirando hielo a una máquina que funciona con carbón.

El tema de cuál es el combustible de la innovación y los cambios es más contingente que nunca. Tenemos un ejemplo frente a nuestras caras: Las movilizaciones estudiantiles. Ya sea que estés o no de acuerdo con la forma y/o fondo, es innegable que, al menos en las premisas, se busca una innovación: Un cambio que cree valor para la sociedad. Es fácil entender la lógica y razón detrás de los petitorios, la causa y efecto propuesta por los estudiantes, pero eso no nos hace ir a la calle a marchar. ¿Es porque somos cómodos solamente? No. Es porque no nos toca una emoción que nos haga sentido. La marcha busca igualdad en la educación, pero la emoción que los mueve es la rabia contra la injusticia que proponen. Es justamente acá donde creo que el gobierno ha errado en forma garrafal: Tratar de convencer con lógica a un movimiento basado en la emoción. Todos entendemos que es un mal escenario perder un año escolar, que es imposible controlar que en una masa de gente marchando no hayan disturbios, que hay gente que quiere estudiar y que se tomaron las salas a la fuerza, todos entendemos las razones. Pero eso no significa que se deponga el paro. No estoy diciendo que la gente del gobierno es incapaz de racionalizar la solución de forma analítica, estoy diciendo que ese no es el mejor enfoque, así como no lo es en la innovación. Es la misma impotencia que siente un profesor que no conecta con sus alumnos, un gerente que no motiva en innovación a sus talentos en la planilla o de un padre que grita con furia a su hijo. ¿La lógica y la razón es entonces prescindible? Obvio que no. Sin ella no puedes conceptualizar o concluir para conectar con la innovación (y por ende con la emoción), pero no es condición suficiente para cometer el acto de innovar. La conexión entre los seres humanos es más trascendental que nunca. Mientras antes entendamos eso, mejor para la innovación.

Columna publicada en La Tercera (18 de agosto)

Fecha : 
19 agosto, 2011

Totalmente de acuerdo! Cuando

Totalmente de acuerdo! Cuando hablo de la emoción como combustible, hablo de una condición necesaria, pero no suficiente.

Es primordial también tener los espacios para las interacciones. Sin estas interacciones estamos perdidos pues la innovación siempre estará limitada a la acción de unos pocos. Así, la llama nunca se pasará dentro de la organización.

Muchas gracias por tu aporte.

Saludos cordiales,
Tadashi

Factor necesario pero no suficiente

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Estimado Tadashi

Concuerdo contigo en que la motivación es muy importante para los innovadores, también es identificar las variables que motivan a los innovadores en forma individual o grupal.
No obstante que la motivación, la pasión y el espíritu emprendedor son sumamente necesarios, hoy ya no son suficientes. Las organizaciones deben generar los espacios que promuevan y faciliten las innovaciones, dando las herramientas que permitan a las personas innovar, no solamente a los emprendedores, sino que a todos aquellos que tengan ideas con potencial de innovación.

Tomando tu ejemplo de las protestas estudiantiles, en mi opinión el descontento ha existido desde hace mucho tiempo, y su motivación para cambiar también, pero hoy los estudiantes tienen los espacios y las herramientas para poder potenciar y coordinar su creatividad, por supuesto estoy hablando de las redes sociales e internet en la palma de sus manos.

Dentro de las organizaciones también debe existir un ecosistema integrado que permita desarrollar innovaciones, el cual va desde el reconocimiento y recompensa de los colaboradores hasta procesos formales de innovación, este último es extremadamente importante, y no obstante que la creatividad para innovar no es un tema de lógica, se debe seguir un proceso lógico y coherente en el análisis y evaluación de las ideas generadas, considerando variable relevantes para la empresa como son inversión, riesgo, retorno, etc.