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El libro no muere

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Felipe Jara

Sociólogo de la Universidad Católica de Chile, posee un MSc en Gestión de la Innovación y la Tecnología, de la Universidad de Sussex (Inglaterra) y un Diploma en Gestión de Empresas de la Universidad Alberto Hurtado. Es trainer certificado en Gestión de Innovación por el Centre for Research in Innovation Management (CENTRIM), de la Universidad de Brighton, en Inglaterra, y facilitador certificado en metodología de Pensamiento Productivo (Thinkx - Tim Hurson).
Twitter: @felipejara

Cuando baño a mi hija jugamos con muchos elementos para que se entretenga. Uno de ellos es un objeto cuadrado, de unos 4 centímetros de profundidad, que tiene varias capas que se abren. Es de plástico, para que no se estropee con el agua y, en cada una de esas capas, salen figuras, letras y oraciones. Es un libro.

Es un libro para usar en el agua. No tiene una pisca de papel. No tiene una pisca de olor a libro, tampoco tiene número de páginas marcado. ¿Alguien podría decir que NO es un libro? Para mí y para mi hija -y para quien lo produjo y para quien me lo vendió- es un libro, un libro para usar en el agua.

Ciertamente, es un libro con características distintas al que tengo en mi velador, pero tiene objetivos similares: meternos en una historia; lograr enseñarnos algo o, simplemente, entretenernos y hacernos pasar un buen tiempo.

La Real Academia de la Lengua Española (RAE ) y YouTube lanzaron el 2010 la iniciativa “El Quijote en Youtube – Lectura Global del Quijote”. El objetivo es lograr que 2.149 personas de todo el mundo participen en una lectura encadenada de El Quijote. Si uno ve los videos que ya están arriba, los participantes, de distintos países, se apoyan para su lectura en distintos “artefactos” (el libro por supuesto, pero también tabletas como el Ipad u otras, libros electrónicos  e, incluso, uno que otro que pareciera ¡que lo hace de memoria!).

Sea de memoria, sea a través de una tableta, sea por medio de un libro común y corriente, sea a través de un audio-book o a través de YouTube, ¿qué es lo que todos obtenemos? Conocer o re-conocer las aventuras y desventuras de el gran Quijote de la Mancha.

Mucho se ha escrito últimamente sobre la muerte o desaparición del libro. Ciertamente,  Internet, las tabletas, los e-books, etc., están provocando un impacto profundo en la industria editorial y de contenidos. Y mucha innovación se requiere en modelos de negocios, tanto para los mismos escritores que pueden vender directamente por Internet, como para las editoriales que ven su trabajo tradicional de impresión e intermediación entre lector y escritor vulnerado por estas innovaciones. Ellos tienen mucho trabajo por delante.

Pero la buena noticia es que el libro no desaparece. ¿Y, por qué lo digo? Porque todo esto no se trata de el libro, no se trata de Gutenberg, no se trata de papel y tinta; se trata de la EXPERIENCIA que nos proveen las historias, los tratados, las opiniones, los estudios, los cuentos que escuchamos, vemos o leemos.

En efecto, creo que tenemos que dejar de pensar en el libro como aquel artefacto con hojas y tapa dura (a veces) que nos permite leer algo. El libro, y la lectura, es ante todo un gatillador de EXPERIENCIAS.

La experiencia de la lectura es diversa: llevar un libro cuando vamos en un tren o en un bus, un e-book cuando estamos en un café o sentados frente al mar en vacaciones, una página web cuando estamos frente el computador en nuestro hogar o en la oficina, etc. Es la experiencia de entretención, de aprendizaje, de flujo, de paz, de adrenalina, etc. Si es en uno de papel, bien; si es en otro soporte, muy bien también.

Lo que permite la tecnología digital es lograr que lo que entrega la lectura llegue a más personas, por la cobertura de Internet, por la cantidad de teléfonos inteligentes que pueden reproducir texto, por los CDs que pueden llegar a muchos, etc.  Hoy son más las personas que tienen acceso a información, a historias, a cuentos, a temas técnicos, y eso creo que es motivo de una profunda alegría. ¡Es una buena noticia!

La invitación es a no preocuparse por el libro, sino que a construir experiencias cada vez más enriquecedoras a través de la lectura.  Y el mensaje a las empresas que han vivido hace mucho tiempo del libro (hablo de editoriales, otros intermediarios, representantes, retailers, etc.) es a Innovar para generar nuevas experiencias, donde la lectura y sus beneficios provean de una riqueza aun mayor para los usuarios.

¿No les ha pasado que están leyendo algo y no entienden bien el significado de una palabra? ¿O que les da curiosidad cuando el autor describe un lugar, un olor, un color, un animal, una situación y quisieran realmente verlo, sentirlo, vivirlo?

Bueno, ahora se puede y se podrá. El mundo digital, la inteligencia artificial, el desarrollo de software, los avances en motores de búsqueda en Internet, la web semántica, son todas posibilidades que se abren y que enriquecerán aun más la experiencia del lector.

Bienvenida Innovación. Gutenberg, a 571 años del invento de la prensa,  gracias a la innovación y las nuevas tecnologías, cuentas con aliados que convertirán tu promesa de masificación de la información en una realidad aun más nítida y permanente.

Fecha : 
12 abril, 2011

Velocidad de las innovaciones

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Felipe,

Concuerdo plenamente con tu columna, sólo quiero agregar que los cambios están siendo cada vez más rápidos, si consideramos que la escritura se inició haces unos 10.000 años se masificó hace unos 500, a través de medios impresos, empezó su digitalización hace unos 60 años, su peak se desencadenó con el desarrollo de internet, y sólo hace un par de años que la tecnología nos permitió llevar los libros en una forma cómoda en nuestras manos con dispositivos como los Kindle, IPAD, u otro tipo de Tablet. Pero la forma de lectura no ha cambiado en estos 10.000 años, existe una palabra, ideograma o lo que sea que los humanos observamos y que interpretamos.

No obstante hace poco vi leí un columna, donde científicos habían logrado que una persona marcara un número telefónico con el pensamiento, que falta para hacer el proceso al revés, o sea que un computador ingrese información directamente a nuestros cerebros?, por ejemplo un libro.

Por lo anterior, te puedo asegurar que el libro no muero, lo que está cambiando es la forma en que lo leemos, a una velocidad nunca antes vista en la historia de la humanidad.