Hoy, en que todo está siendo desafiado producto del avance tecnológico y el viejo status quo ya no es más relevante, abunda la disrupción, y parece no haber mejor tiempo que hoy para pensar “fuera de la caja” y en generar nuevos métodos de resolución de problemas. La creatividad en sus variadas formas se ha transformado en el nuevo activo estratégico de las empresas.

La experiencia en Chile sugiere que las empresas no están innovando a la velocidad requerida. El Mercurio indica, en una reciente edición, que los fondos invertidos en innovación equivalen sólo a un quinto de lo recaudado por el royaltie minero.

¿Por qué no invierten las empresas chilenas en innovación?

Las razones que se recogen de la experiencia son múltiples:

1) Tiranía del hoy. El foco de los ejecutivos está en los resultados de este trimestre y no en el largo plazo. Esto lleva a las empresas a reaccionar al juego de otras, en lugar de construir su futuro. Además, bajo la misma estructura organizacional, nos preocupamos de los negocios actuales sobre los que tenemos exigentes metas que cumplir y los nuevos, que tienen en sus inicios bajos volúmenes de ingresos. Y se da así el dilema del innovador: ¿sostengo el negocio actual o el futuro? El presupuesto normalmente se va a mantener el negocio actual.

2) Falta de estrategia y visión. Hay mucho nivel de abstracción en los ejecutivos superiores. Dicen que quieren más innovación, que pensemos de forma diferente. Y es fácil perderse porque hay innovación en marketing, productos, procesos, marcas, servicios, entre otros. Y también en innovación orientada a ser líderes de mercado. Incluso una innovación para mantener la eficiencia, incrementar la satisfacción, reducir costos, retener empleados, atraer talentos, ser ecológicos. Y en el lenguaje de los ejecutivos esto no se aclara pues no se especifica dónde quieren ir.

3) Somos criaturas de la cultura. La cultura de la empresa guía y dicta nuestra forma de pensar y actuar e incentiva o desincentiva actividades. En una cultura rígida, no florece la innovación. Cuando algo contradice lo que pensamos que es cierto, tenemos un modo de respuesta que se traduce en frases que matan las ideas de innovación, por ejemplo: “Ya hemos tratado eso”; “No se ha hecho nunca antes”; “No hacemos las cosas de esa manera”; “Nunca se pagará”.

4) Preocupaciones por canibalización. No se innova porque los nuevos productos pueden dejar obsoletos a los existentes. El mayor problema, sin embargo, es la disrupción por otras firmas, que nos pueden dejar fuera de mercado.

5) Desaliento por alta tasa de falla. La innovación es difícil porque está inmersa en incertidumbre y tiene riesgos que a veces no son fáciles de tomar. Pero muchas empresas no hacen las cosas bien y fallan porque: 

• No vinculan sus esfuerzos de innovación con una estrategia concreta.
• Aplican en forma incompleta la metodología o lo hacen mal, lo que lleva a pobres resultados.
• No establecen metas específicas para innovación, con lo cual no hay prisa ni dedicación y los proyectos languidecen por falta de presupuesto.
Sin embargo, la exigencia competitiva te lleva a encontrar nuevas maneras de añadir valor a tus clientes u otros te cambiarán el juego. ¿Qué prefieres?