Comunidad

Todo emprendimiento es social

Imagen de Alan Farcas
Alan Farcas

Director Ejecutivo desde 2006 de Endeavor Chile. Su experiencia le ha permitido dirigir asesorías de diseño de programas, evaluación de impacto y mejoras de gestión para proyectos de ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento en Chile, Ecuador, Uruguay, Perú, Paraguay, Venezuela, Nicaragua, Panamá, Bolivia y Suriname. En paralelo a las actividades de consultoría fue coordinador de estrategia del Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología del Banco Mundial para Chile; fundador y director de Octantis -la incubadora de nuevos negocios innovadores de la Universidad Adolfo Ibáñez-; y miembro del consejo directivo del Programa de Doctorado en Biotecnología de la Universidad de Santiago de Chile.

Se acerca la semana global de la innovación y el emprendimiento que se celebra en más de 100 países y que este año tiene como foco el emprendimiento social.  Se han gastado litros de tinta debatiendo qué es emprendimiento social y quiénes son estos “emprendedores sociales”.

El tema es bastante simple. Los que lideran empresas como un Techo, E2020 o Teletón obviamente son emprendedores sociales que promueven una misión noble y relevante. Pero, todo emprendedor que genera empleo y riqueza, paga impuestos y se comporta éticamente, es un aporte fundamental al sistema, debiera ser celebrado como un héroe y también como un “emprendedor social”.

Generalmente, cuando los emprendedores venden bienes “privados”, resulta lógico entrar en modelo de mercado y transar sus productos, pero cuando lo que se busca potenciar son bienes públicos, las organizaciones se estructuran como fundaciones y viven de donaciones y auspicios. Diferenciar entre iniciativas con y sin fines de lucro tiene más que ver con el modelo de negocios e ingresos, que con el impacto. Uno vende sus servicios para crecer y el otro busca subsidios. Ambas son legítimas, relevantes y necesarias. Ambas aportan socialmente al país.

Lo que está en el medio, son los negocios inclusivos que buscan incorporar, en su cadena de valor, a segmentos vulnerables de la sociedad. 

Algunos ejemplos de los llamados negocios inclusivos en Chile es Masisa, con su programa de empoderamiento de carpinteros. SOCOMAL, una empresa de Temuco que trabaja con 1.500 agricultores y exporta lupino a casi 20 países. O ASCON, un astillero de Puerto Montt que capacita y contrata madres solteras de escasos recursos, como soldadoras, un puesto clave en el proceso de construcción de barcos.

Otra dimensión de este complejo, pero relevante mundo, son los llamados negocios para la base de la pirámide. Un estudio realizado por Techo, muestra que el quintil más pobre, paga precios un 40% más caro al acceder a productos y servicios llenos de fallas de mercado (por tasas de interés, escala, confianza, etc.). Los teléfonos de prepago, las ventas minoristas en almacenes y los costos de desplazamiento son algunos ejemplos de esta injusta distribución del gasto. Súmese a la distribución del ingreso y se potencia la pobreza.

En este nicho, varios emprendedores, empresas y organizaciones han estado trabajando en eliminar estas fallas y llegar a los segmentos más humildes con propuestas de valor inteligentes que eliminen esta distorsión.

Todos los anteriores son emprendedores sociales, algunos en minúscula, otros en mayúscula, y otros en gigante, pero todos hacen un aporte relevante, y el país debe aprender a valorarlos y a apoyarlos. Todos ellos, tienen en común que les apasiona su proyecto y lo llevan adelante con perseverancia y entusiasmo. La mayoría lo hace con sentido de trascendencia, queriendo aportar a la sociedad.

La palabra emprender, viene del francés y está compuesta por dos conceptos: hacer y pasión. Los emprendedores hacen mucho y tienen poco tiempo para contar sus historias. Pero el Chile necesita que estos emprendedores sean escuchados para que inspiren a las nuevas generaciones y tengamos miles de nuevas turbinas, nuevos emprendedores “sociales”, con o sin fines de lucro.

Y como reflexión final: ¿cuál es la diferencia entre un emprendedor y un loco? El emprendedor tuvo éxito en su locura, y el loco falló en su emprendimiento. Más clemencia con los que caen en el intento por favor, que necesitamos que sigan intentando.
 

Fecha : 
13 septiembre, 2010