Integrar el selecto grupo de 31 países que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), es para Chile un desafío de desarrollo regional que involucra el esfuerzo de la agricultura familiar campesina y las EMT.

Transformar ventajas comparativas en ventajas competitivas es el rol que ha asumido la Agencia O'Higgins, que forma parte del programa de gobierno denominado Agencias Regionales de Desarrollo Productivo, que salió a la luz dentro de las 100 primeras medidas impulsadas por la Presidenta Michelle Bachelet, y que promueve la descentralización y desconcentración administrativa y financiera hacia las regiones.

 

Un consejo estratégico de la agencia -instancia de participación y de compromisos públicos y privados-vela porque este avance incorpore a la agricultura familiar campesina, los micro, pequeños y medianos empresarios definidos en ejes estratégicos sectoriales y territoriales en los cuales se efectúa una construcción participativa de cluster, y que en el caso de O'Higgins son el vitivinícola del valle de Colchagua, frutícola de ciruelas deshidratadas, turismo de identidad cultural y patrimonial y el apícola.

 

¿Por qué una construcción de cluster?

En una economía global, ninguna nación y menos una región por sí sola puede desarrollar una matriz de productos amplia. Hoy es una -condición estratégica focalizar los esfuerzos de fomento productivo, innovación y transferencia tecnológica que mejoren la competitividad regional, en el cual industrias similares se integran en forma asociativa en iniciativas que les permiten agregar valor y calidad a su cadena de producción con empresas complementarias. Este proceso instala externalidades positivas en la medida que se logran confianzas en los negocios y grados de asociatividad empresarial, y en caso contrario, la individualidad los enfrentará a brechas de difícil logro en el área de la innovación y exploración de nuevos mercados-productos.

 

No cabe duda que la incorporación de nuestro país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), significará un paso trascendental para el Estado chileno, y una oportunidad de pertenecer a un selecto grupo de países que avanzan hacia un mejor futuro, basados en la coordinación público-privada de las políticas económicas y sociales, abriendo un nuevo desafío de metas a lograr para dejar atrás el subdesarrollo.

 

La OCDE ya recoge en forma positiva en su informe territorial review Chile del mes de julio, en que señala "un reconocimiento innegable al trabajo desarrollado en el ámbito de la innovación en las regiones por las agencias que se han constituido como un espacio público-privado con una capacidad creciente, una instancia privilegiada para construir estrategias bottom-up (de abajo hacia arriba)", y las instala en nuevos desafíos para seducir, poder validarse y ser visualizadas corno agentes que miran el desarrollo económico y social de la región bajo un nuevo paradigma público-privado, que modificará las formas y condiciones de trabajar en red y crear capital social, y al cual concurre de forma incipiente la convergencia de las agencias públicas descentralizadas.

 

Estas indicaciones son las que permitieron ubicar a Chile en el último lugar de los ahora treinta y un países integrantes del selecto grupo de la OCDE, pero entre las naciones más desarrolladas del mundo.

 

Fuente: La Tercera