Encuesta de calidad y gestión productiva en la industria manufacturera
 

I. PRESENTACION.

La Secretaría Ejecutiva del Programa de Innovación Tecnológica realizó en 1996 la Encuesta de Calidad y Gestión Productiva en la Industria Manufacturera chilena.  Esta encuesta fue concebida con el doble propósito de proveer un insumo que nutra la adopción de políticas y acciones públicas que apoyan las prácticas innovadoras en cuestiones de gestión productiva y calidad, y contribuir al insoslayable esfuerzo clarificador de la industria manufacturera nacional respecto del qué y cómo hacer para mejorar su competitividad global a partir de lo que indican las prácticas más exitosas de sus congéneres en tales aspectos. 
El trabajo indagó respecto de cuáles son los principales factores que motivan el esfuerzo innovador de las empresas manufactureras chilenas. Este esfuerzo se orientó en especial a inquirir sobre el comportamiento de la industria nacional en relación a  los aspectos de calidad, gestión productiva y normalización. Vale decir, los tres factores críticos que normalmente condicionan el desempeño empresarial en materia de innovación tecnológica
Este trabajo representó la continuidad natural de la Primera Encuesta de Innovación Tecnológica en la Industria Manufacturera -efectuada en la segunda mitad de 1995-, de cuyos resultados se desprendió la necesidad de responder a diversas interrogantes respecto de cómo la industria nacional gestiona sus procesos productivos para incrementar su productividad y mejorar la calidad de sus productos. 
La Encuesta de Calidad recogió éstas y otras interrogantes -desde una óptica siempre centrada en la innovación-, buscando respuestas para algunos de los ítemes más directamente asociados a la competitividad de la industria manufacturera en el contexto internacional. Aunque contiene múltiples aspectos cuantitativos, es un trabajo eminentemente cualitativo. Preguntas, indicadores y modelos desarrollados a partir de aquéllos buscan reflejar las diferentes elecciones adoptadas por cada establecimiento en materia de gestión productiva y de calidad, para proveer respuestas al por qué de estas conductas.
A lo largo del trabajo afloran, entonces, interrogantes relacionadas con la importancia de las políticas públicas sobre la gestión productiva y la calidad, amén de la valoración empresarial respecto de cuáles cumplen mejor su rol de promover, por ejemplo, la adopción de normas en los establecimientos industriales; los obstáculos intra-empresa para implementar sistemas de calidad; las innovaciones de gestión de los procesos productivos; las prácticas industriales respecto de la organización del trabajo, o la relevancia asignada a la inversión en calidad y capacitación. 
A partir de los datos recogidos, la investigación diseño y aplicó índices orientados a evaluar la calidad, la gestión productiva, la organización del trabajo o los recursos humanos y de normalización utilizados normalmente por la industria manufacturera en nuestro país. Para ofrecer respuestas sobre la base de patrones de comportamiento representativos, tales Indices fueron analizados en función de un modelo que reúne a los establecimientos en conglomerados ordenados por tamaño o subsectores productivos. Ello posibilitó identificar sectores de alto o moderadamente alto dinamismo, distinguiéndolos de aquéllos que permanecen estacados. Y comprobar algunas hipótesis que buscan explicar los comportamientos que han originado tales diferencias. 
La Encuesta de Calidad y Gestión Productiva en la Industria Manufacturera chilena fue desarrollada por un equipo de especialistas del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, dirigido por Gustavo Crespi, profesor del mismo. 

II. OBJETIVOS Y METODOLOGIA

El objetivo del presente estudio ha sido establecer las condicionantes del esfuerzo innovador de las empresas manufactureras chilenas en materia de calidad, gestión productiva y normalización. Pensando en un trabajo que apoye el diseño de políticas públicas en esta materia, se quiso -en particular- establecer cuáles son los factores críticos que inhiben un mejor desempeño en materia de innovación tecnológica. 
El resumen incluye los siguientes aspectos:
* Presentación de tabulados de las variables más relevantes y de la base de datos empleada. 
* Presentación de índices agregados de calidad, gestión productiva, gestión de recursos humanos y de normalización, obtenidos mediante la utilización de técnicas ‘reductoras de dimensiones’.
* Presentación de los indicadores anteriores por sector productivo a dos dígitos y por tamaño de empresas.
* Generación de núcleos estructurales de empresas, diferenciados sustantivamente según sus desempeños innovadores y sus inversiones en innovación. 
*  Resultados de los modelos de comportamiento que permitan explicar las diferencias ‘inter-firma’ en sus decisiones de invertir en innovación.
Los datos relevantes para este estudio se obtuvieron  de  la Primera Encuesta Nacional sobre Gestión de la Producción y de la Calidad en la Industria Manufacturera. El levantamiento de la información se realizó durante 1996 en más de 500 establecimientos, representativos de un universo de 5.014 unidades con una dotación de 10 y más trabajadores. 
El trabajo de investigación se hizo considerando los tres años anteriores a la toma de la encuesta -salvo en algunos ítemes, en los cuales se pidió información sobre la totalidad de 1995 y 1996. Los entrevistados fueron los ejecutivos técnicos responsables de las unidades respectivas (generalmente, gerentes de producción). La encuesta es esencialmente cualitativa, conteniendo variables que reflejan la elección adoptada por la empresa. Sin embargo, también posee preguntas de orden cuantitativo relacionadas con la inversión en gestión y calidad y en otras actividades innovativas efectuadas por los establecimientos consultados. 
La encuesta se aplicó a una muestra actualizada de establecimientos industriales manufactureros seleccionados del Directorio de la Encuesta Nacional Industrial Anual (ENIA) del año 1995. Con una cobertura regional, el marco muestral considerado incluyó un total de 5.014 establecimientos, agrupados según la Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU). La encuesta se practicó sobre los subsectores 31 a 39, con una desagregación a dos dígitos.
Para la selección muestral se utilizó un diseño probabilístico estratificado, con una probabilidad de selección proporcional al valor agregado de cada establecimiento. Es importante precisar que toda la información recogida se refiere a establecimientos y no a empresas.
Los resultados se entregan ya expandidos al universo. 

III. RESULTADOS AGREGADOS MAS RELEVANTES

La encuesta permitió constatar un nivel de declaración de cumplimiento   ‘sorprendentemente elevado’ de estándares tradicionales de calidad: más del 90% de los establecimientos declara llevar a cabo alguna práctica de calidad en el producto final, mientras los porcentajes caen -aunque sólo marginalmente- al nivel de insumos y procesos. Sin embargo, el nivel de cumplimiento decrece fuertemente -a tasas cercanas al 50 por ciento- cuando se indaga sobre prácticas de calidad total, tanto en el nivel incipiente como maduro (Cuadro 1).

Otro aspecto relevante son los obstáculos existentes en la empresa para implementar sistemas de calidad. A este respecto, una lectura solamente de las mayores frecuencias correspondientes a los niveles ‘alto’ y ‘muy alto’ , permite concluir que los factores ‘retorno económico insuficiente’ y ‘falta de recursos humanos calificados’ aparecen afectando en forma muy importante a casi el 50% de las empresas. Le sigue, aunque más lejos, la falta de financiamiento (Cuadro 2).

La evidencia empírica señala que las prácticas de calidad debieran verse reflejadas en la existencia de una cierta infraestructura de calidad. En consecuencia, se incorporó en la encuesta una pregunta específica sobre la materia. En general, alrededor del 60% de las empresas certifica la calidad de sus productos y/o tiene un departamento o unidad de control de calidad interno. Pero esta infraestructura no se ve reflejada en -y es un tanto autónoma de- la participación sistemática  de los trabajadores, pues este tipo de prácticas es realizada en menos del 40% de las empresas encuestadas (Cuadro3).

Respecto de las innovaciones efectuadas a nivel de la gestión de los procesos productivos -y tomando como referencia las dos mayores intensidades arrojadas por la encuesta-, los factores más frecuentemente citados fueron  ‘informatización de los procesos productivos’ y ‘modificación de los métodos  de manejo de inventarios’, ambos con niveles superiores al 70 por ciento de las respuestas. La innovación de más baja frecuencia fue ‘modificaciones en los sistemas de distribución’ (Cuadro 4)

Además de la existencia de innovaciones en la gestión de los procesos productivos, la encuesta expresa la necesidad de impulsar cambios significativos en las prácticas de las empresas respecto de la organización del trabajo.
En relación a qué tipo de nuevas prácticas productivas se han introducido y cuáles han sido los cambios que ellas han provocado en la organización del trabajo, la mayor frecuencia corresponde a aquéllos relacionados con la adquisición de tecnología en el exterior del establecimiento. En efecto, más del 55% de los establecimientos le asigna la mayor importancia a la ‘incorporación de maquinaria y equipo’. Sin embargo, en el segundo lugar de importancia figura la ‘constitución de grupos de trabajo’ (43%). Una frecuencia igualmente elevada corresponde a la ‘ampliación de tareas’ (38%), factor situado por encima del ‘enriquecimiento de tareas’ (27%) (Cuadro 5). 

En el plano de los recursos humanos, la encuesta permite apreciar que la política prioritaria a nivel de las empresas industriales no ha sido la capacitación, sino la introducción de sistemas y procedimientos destinados a mejorar la seguridad industrial en el establecimiento (las dos frecuencias más altas concentran el 58% de las empresas). 
Le sigue en importancia la política de incorporación de mecanismos de incentivos y recompensas (45%). Sólo en un tercer lugar aparecen las políticas de capacitación, en cuyo interior adquieren mayor relevancia las acciones de capacitación del personal de supervisión (38%) por sobre las de entrenamiento de operarios (34%). 
Los resultados de estas políticas se ven reflejados en los cambios en las condiciones de trabajo ocurridos al interior de los establecimientos industriales: como consecuencia de las medidas de mayor seguridad asociadas a dichas políticas, más del 70% de las empresas declaró una importante reducción de la tasa de accidentes de trabajo y casi un 44% de ellas declaró mejoras en las relaciones laborales tanto  verticales como horizontales (Cuadro 6).

La encuesta sugiere que existe en el sector manufacturero nacional un desarrollo ‘incipiente’ en materia de utilización de normas y reglamentos. En efecto, el 51% de las empresas manifestó aplicar algún tipo de estándar voluntario propio. Pero este porcentaje cae al 34% cuando se refiere a normas obligatorias. El cumplimiento en el país de normas internacionales es aún menor, pues su acatamiento baja al 22% en el caso de las normas voluntarias y sólo al 13% en el caso de las obligatorias. Otro tanto ocurre con las normas sectoriales, cuya aplicación -pese a que éstas podrían constituir el germen para una nueva normativa nacional en el ámbito sectorial- es de apenas un 15 por ciento (Cuadro 7).

Dado el contexto anterior, resulta significativo el elevado grado de aceptación arrojado en la encuesta respecto de las normas ambientales: en el 95% de las empresas, éstas fueron percibidas como de una importancia alta a muy alta. Le siguen, en orden de relevancia, el cumplimento de las normas de productos, de seguridad e higiene y, finalmente, de procesos productivos (Cuadro 8).

En lo referente a las mejores políticas para la promoción de la normalización en los establecimientos industriales, un 60% de los establecimientos industriales chilenos atribuye a la información una importancia alta a muy alta, y un 63%, al factor de entrenamiento. En cambio, los problemas relacionados con el financiamiento adquieren una importancia más bien secundaria (financiamiento bancario, 40%; incentivos fiscales, 28%). Los problemas de falta de cooperación en el sector también adquieren una relevancia intermedia, equivalente al 34% de los casos (Cuadro 9).
La evaluación de los establecimientos sobre la importancia de las diversas políticas públicas en materias  de gestión productiva y calidad, revela que las mejor percibidas son la difusión de normas vigentes nacionales y extranjeras (61%), generación de nuevas normas (52%), regulación del sistema de calidad (44%) y la generación de indicadores de productividad (43%). Las otras opciones mantienen preferencias menores al 40 por ciento (Cuadro 10).
Respecto de la inversión en gestión productiva, calidad y capacitación, la encuesta reveló un crecimiento relativamente mayor de las inversiones en capacitación respecto de las efectuadas en gestión y calidad. Así, las primeras aumentaron en un 9.5% y las segundas en 8.3%, entre 1995 y 1996. La inversión en gestión y calidad representó el 3,8% de las ventas de los establecimientos industriales de nuestro país durante 1995 -contra el 4,05% en 1996-, mientras los gastos de capacitación equivalieron al 1,05% y 1.15% de las ventas en 1995 y 1996, respectivamente. 
La gran mayoría de las empresas (sobre el 90% de los establecimientos) financia este gasto con recursos propios, lo cual claramente sesga el desempeño innovador hacia las empresas ‘históricamente más sólidas y de mayor tamaño’. La segunda fuente de financiamiento es la de origen bancario (casi un 5% del total), con una expansión del 2,3% en los años analizados. También el financiamiento público revela un crecimiento a ritmos significativamente menores (Cuadro 11) 
IV. INDICES DE DESEMPEÑO

Dado que la encuesta incluyó alrededor de cien variables, el elevado universo asociado a ello pudo ser algo contraproducente, particularmente si el objetivo de la encuesta es caracterizar empresas, sectores y tamaños de forma más agregada.
Para aminorar la incidencia de ese factor, se resolvió utilizar la ‘técnica estándar de componentes principales’. Esta permite obtener combinaciones lineales (índices) de subconjuntos de las variables de interés, utilizando un criterio optimizador.
 Sobre la base de esta metodología, se construyeron los siguientes índices:

  • Indice de Calidad: sobre la base de preguntas 1 y 7 de la encuesta
  • Indice de Gestión: pregunta 8
  • Indice de Organización de Trabajo: pregunta 10
  • Indice de Recursos Humanos: pregunta 11
  • Indice de Normalización: pregunta 13
Previo a la confección de los índices, cada variable fue correspondientemente estandarizada, para acotar su variación en el intervalo (0-1). Los valores medios, medianos, de dispersión, máximos, mínimos y la concentración de empresas en los extremos se presentan a continuación (Cuadro 12).
Una primera conclusión general susceptible de ser extraída de este cuadro es la existencia de niveles similares entre los distintos índices -con la sola excepción del de calidad (0.70) y normalización (0.24). Descartando el comportamiento observado respecto del índice de normalización -porque cualquier procedimiento ‘avanzado’ de calidad exige el cumplimiento de alguna norma, aunque ésta sea voluntaria-, el hecho de que el índice de calidad se aleje de la similaridad registrada entre los otros indicadores refleja el grado de ‘exageración’ en las respuestas dadas por los empresarios. Esto último es también deducible de la evidencia de que mientras el 25% de las empresas encuestadas obtuvo un valor máximo en el índice de calidad (equivalente a 1), el mismo porcentaje de establecimientos alcanzó un valor de 0 en el caso del índice de normalización.
Una propiedad importante de estos índices es la existencia de una correlación positiva estadísticamente significativa entre ellos. Ello indica que todos los índices son determinados por los mismos factores tecnológicos estructurales. 
Por otro lado, las innovaciones de gestión muestran una correlación de 46% con el índice de calidad y aparecen altamente asociadas con los cambios en la organización del trabajo. En cambio, las innovaciones en recursos humanos están más vinculadas a las innovaciones de gestión y a los cambios en la organización del trabajo. Otro tanto ocurre con el índice de normalización, el cual revela una correlación mayor con los cambios de prácticas en la organización del trabajo y las innovaciones en recursos humanos que con la calidad.
Es también destacable el insignificante nivel de correlación apreciado entre la intensidad del gasto en calidad y gestión con la totalidad de los índices (salvo la correlación verificada con el propio índice de calidad). No ocurre igual con la relación existente entre los índices y la intensidad del gasto en capacitación, donde todas las correlaciones son significativas y positivas. Tal diferencia podría atribuirse al grado de error con que es medido el gasto en calidad y gestión, versus la mayor precisión con que las firmas entregan información sobre su gasto en capacitación. Asimismo, el grado de correlación positiva observado entre los gastos en gestión y capacitación puede indicar una buena ‘proxi’ del primero a los fines de interpretación de sus determinantes estructurales.
Uno de los aspectos más importantes para el diseño de políticas es determinar la relevancia de los instrumentos hasta ahora utilizados en la búsqueda de una mejor competitividad empresarial. Aunque con los datos de la encuesta no es posible inferir una relación causa/efecto, sí es factible obtener correlaciones entre la dirección y magnitud de los niveles arrojados por los distintos índices y las evaluaciones de políticas efectuadas por los empresarios.
De este ejercicio se desprende la existencia de correlaciones positivas y estadísticamente significativas , tanto para la mayoría de los índices como para las políticas evaluadas. En seguida, se eligió entre las dos mayores vinculaciones para cada par política/índice, obteniéndose algunas regularidades importantes. Así, en orden de importancia, las mayores correlaciones se concentraron en tres tipos de políticas: generación de nuevas normas, difusión de normas existentes y generación de indicadores de productividad. En un segundo plano de importancia aparecieron los subsidios y Fondos, la regulación del SNC, los Centros Tecnológicos Universitarios y los Foros. La relevancia del Premio Nacional de la Calidad obtuvo en cambio una correlación muy baja. 
Estas correlaciones pueden, entonces, ser interpretadas como  la opinión de las empresas más innovadoras -medida según los distintos índices- respecto de cada una de las políticas indagadas.

V. HETEROGENEIDAD ESTRUCTURAL Y DE ESCALA

Para indagar la existencia de heterogeneidad se procedió a calcular los índices anteriores para cada tamaño de planta y sector productivo. Mientras para los primeros se utilizó las mismas estratificaciones que la Encuesta de Innovación Tecnológica, estos últimos se clasificaron en cinco grupos conforme a un muestreo con representatividad de dos dígitos:.

* Tamaño 1:   10-49 trabajadores
* Tamaño 2:   50-199 trabajadores
* Tamaño 3:   200-499 trabajadores
* Tamaño 4:   500-999 trabajadores
* Tamaño 5:   1000 y más trabajadores
Con el objeto de indagar sobre la presencia de heterogeneidad, se llevó a cabo un Análisis de Varianza (ANOVA), que permitió calcular el test-F  de igualdad de medias entre  los índices según sector productivo y tamaño correspondiente. Los resultados correspondientes se presentan en los cuadros 13 a 16:
En general, se aprecian dos resultados importantes: en primer lugar, la existencia de una fuerte heterogeneidad de escala, ya que en todos los índices, la hipótesis de que los valores medios por tamaño resultaban iguales fue rechazada. En segundo lugar, en general el efecto escala es “no lineal”, con un crecimiento en los índices obtenidos con máximos en los tamaños 3 y 4, para luego descender. Lo anterior podría estar sugiriendo la existencia de núcleos dinámicos de empresas innovadoras en estos temas en los segmentos de entre 200 y 1000 trabajadores.
El análisis de la heterogeneidad estructural sugiere la existencia de diferencias significativas entre sectores para todos los índices considerados, a pesar de la existencia de un nivel de agregación importante. Se puede afirmar que los niveles máximos de los índices aparecen concentrados en sectores de industrias de procesos intensivos en escala, tales como el papelero (34), el cementero (36) , el siderúrgico (37) y, en menor medida, en el sector químico (35). Sectores de más bajo dinamismo son el alimentario (31), el maderero (33), el metalmecánico (38), otros (39) y el textil (32), aunque este último se destaca por el elevado índice alcanzado en las innovaciones de gestión productiva.
El ejercicio ANOVA también se aplicó a las intensidades de las inversiones declaradas por las empresas. Los resultados de las aperturas por tamaño indican  la existencia de una fuerte heterogeneidad en materia del gasto en procesos y en calidad; sin embargo, esta heterogeneidad fue significativa solamente en la inversión por concepto de capacitación. En cuanto a los estratos dinámicos, se aprecia que todos los tamaños están por encima de la media a excepción del tamaño 1. En materia de gastos en gestión, el tamaño más dinámico siempre ha mostrado ser el de las empresas con más de 1000 trabajadores; luego siguen las empresas de entre 50 y 200 trabajadores. En cuanto al gasto en capacitación, los máximos están en el estrato de entre 50 y 200 trabajadores.
También la apertura sectorial muestra la existencia de una heterogeneidad importante en las inversiones declaradas. En el ítem ‘gasto en innovaciones de procesos’, los valores máximos claramente se alcanzan en el sector ‘otros’, pero con niveles tan altos, que hacen dudar de la confiabilidad de la información suministrada. Hecha esta salvedad, le siguen en importancia los sectores de procesos continuos, en particular, la siderurgia y el papel. 
Una heterogeneidad igualmente marcada se aprecia respecto de las inversiones en capacitación, aún más importante que la observada en las inversiones en procesos y calidad. Aquí, los valores máximos corresponden a la industria del papel, aunque valores significativos también aparecen en la industria  textil y de la madera. 
VI. IDENTIFICACION DE NUCLEOS DINAMICOS

VI.1 NUCLEOS DINAMICOS IDENTIFICADOS SOBRE LA BASE DE INDICES DE CALIDAD Y GESTION.

Uno de los objetivos centrales del diseño de una política tecnológica debiera ser poder identificar la existencia o ausencia de ‘regímenes tecnológicos’ diferentes al interior de la estructura industrial . Ello permite determinar diferentes modelos de oportunidad, apropiabilidad y acumulación tecnológica al interior de la industria, y sugerir la necesidad de generar diferentes estrategias de intervención y herramientas de política. 
Una técnica que permite incorporar estas observaciones es el Análisis de Conglomerados (o Cluster Analysis). Se trata de un método multivariado que coloca las observaciones en grupos; de este modo, los que están dentro de cada conglomerado resultan más semejantes entre sí que los miembros de los otros grupos. Utilizando esta metodología, se agrupó a las empresas en cuatro categorías: 

* Sectores de Alto Dinamismo 
* Sectores de Dinamismo Moderadamente Alto 
* Sectores de Dinamismo Moderadamente Bajo 
* Sectores Estancados
La aplicación de esta metodología a los índices de calidad y de gestión permitió estructurar los siguientes cuatro grupos: 
En esta estratificación, es posible apreciar la existencia de una mayor discriminación por gestión que por calidad. En efecto, los valores medios del índice de calidad oscilan entre 0.65 y 0.79, mientras que los valores medios del índice de gestión fluctúan entre 0.27 y 0.88. Sobre dicha base, es posible calificar a las empresas del grupo 4 como las más innovadoras,  y a las del grupo 3 como las menos innovadoras. El grupo 1 muestra un bajo desempeño en gestión, pero bueno en calidad. A las empresas del grupo 2 que exhiben un nivel equilibrado de ambos índices, se las podría definir como moderadamente innovadoras. 
La prueba ANOVA corrobora -aunque sólo parcialmente- lo anterior. Ello, porque  esta clasificación es capaz de explicar el 91% de las variaciones en el índice de gestión y sólo el 21% de las variaciones en el de calidad. Conforme a este análisis, las agrupaciones 2 y 4 no registrarían entre sí diferencias respecto de sus índices medios de calidad 
Es importante, sin embargo, determinar a qué categorías de tamaño y sector productivo pertenecen esas agrupaciones. Utilizando el índice de calidad, el análisis de la varianza sugiere la existencia de dos grandes divisiones según el tamaño: a) las empresas moderadamente innovadoras, con un empleo promedio de 130 trabajadores; y b) el resto de las empresas (tanto las altamente innovadoras como las de bajo nivel de innovación), aquellas que presenta promedios de 78 trabajadores. Dado lo anterior, una empresa PYME puede ser alta o escasamente innovadora. 
Por otro lado, tomando las principales concentraciones por sector productivo y las agrupaciones antes mencionadas, se aprecian -con diferencias estadísticamente significativas en la asignación sectorial- las siguientes categorías: 
  • Alimentos: Dinamismo moderadamente bajo 
  • Textil: Dinamismo alto 
  • Maderas: Dinamismo bajo 
  • Celulosa: Dinamismo moderadamente alto 
  • Química: Dinamismo moderadamente alto 
  • Cemento: Dinamismo moderadamente alto 
  • Siderúrgico: Dinamismo moderadamente bajo 
  • Metalúrgico: Dinamismo bajo 
  • Otros: Dinamismo bajo
VI.2. NUCLEOS DINÁMICOS IDENTIFICADOS SOBRE LA BASE DE INVERSIONES EN  CALIDAD Y CAPACITACION.

Para la conformación de los grupos, se realizó un ejercicio secuencial que reunió a los establecimientos en dos, tres y hasta cuatro categorías. Pero este análisis permitió comprobar que la separación entre los grupos tres y cuatro resultaba marginal, dada la importante superposición existente entre los dos grupos intermedios. Por tanto, en lugar de cuatro grupos  (uno dinámico, otro rezagado y dos intermedios, con escasa diferenciación), se optó por utilizar sólo un grupo intermedio, y trabajar con tres agrupaciones en total. Las características de ellos se exponen a continuación:

De acuerdo a la información recogida sobre las inversiones efectuadas por las empresas, el núcleo dinámico se concentra en un escaso número de empresas: algo menos del 8% de todos los establecimientos del sector manufacturero. Se advierte, además, un alto grado de heterogeneidad estructural en la conformación de los grupos. Así, en calidad de dinámicos aparecen los sectores de confecciones, celulosa-papel, imprentas y químico. 
Ello revela que no existiría una correlación entre sectores dinámicos con una economía tecnológicamente rezagada y sectores dinámicos en el estado de la frontera internacional (donde según diversos estudios el dinamismo se concentra en áreas como microelectrónica, farmacéutica, bienes de capital  y automotriz). 

VII. MODELOS DE COMPORTAMIENTO

Esta parte del trabajo supone que los establecimientos deciden invertir en calidad y gestión productiva en función de la oportunidad tecnológica a la que se enfrentan y  la magnitud de los efectos spillovers  existentes a nivel industrial. 
Dados los datos disponibles, solamente es posible construir variables proxis  para la oportunidad tecnológica, la cual depende en parte de la oferta de conocimientos disponibles por parte del establecimiento. Una primera fuente de estos conocimientos es de origen interno y se vincula a la posición que la oportunidad tecnológica ocupa a lo largo de su propia curva de aprendizaje. Para este caso, una variable proxi del aprendizaje será la edad de la planta (E). Como se supone que existen rendimientos decrecientes a la experiencia, se espera que la elasticidad de esta variable sea menor a uno.
Sin embargo, no sólo de fuentes internas se nutre el conocimiento de la empresa. También cuenta la absorción que ésta realiza de  conocimientos externos provenientes de la frontera internacional. La literatura sobre comercio internacional y crecimiento económico basada en evidencia empírica, afirma la existencia de una correlación positiva entre apertura y crecimiento económico . De esta evidencia se desprende que hay una capacidad empresarial de absorber conocimiento de la frontera tecnológica. Una buena medida del grado en que la empresa captura los conocimientos disponibles a nivel internacional, es su intensidad exportadora, definida como la razón exportaciones a ventas (XR). 
Finalmente, la oportunidad tecnológica también está relacionada con la naturaleza complementaria del conocimiento incorporado en los bienes de inversión, y con el conocimiento desincorporado que existe al interior de la empresa. Ello, debido a que la industria necesita realizar adaptaciones no menores en la maquinaria y equipos adquiridos, para ajustarlas a la naturaleza propia de sus operaciones . Dado lo anterior, la variable que quizás mejor recoge esta naturaleza adaptativa del esfuerzo tecnológico sea la razón inversiones a ventas (INVR). 
La magnitud de la apropiabilidad (AP) será capturada mediante la definición de dos variables relacionadas con la estructura de mercado. La primera es el Indice de Herfindall (H), que refleja el número de empresas de igual tamaño existente en el sector, con una desagregación a cuatro dígitos. La segunda corresponde al Coeficiente de Concentración de las Ventas en las cuatro mayores empresas del sector, también con una desagregación a cuatro dígitos (C4).
No obstante, los modelos anteriores encierran probablemente una debilidad: suponer que los mercados de factores funcionan en forma perfecta. Como ello no es así en la realidad, conviene tener en cuenta esta restricción. 
El trabajo ha incorporado una variable que refleja el financiamiento bancario obtenido por la firma para fines de innovación. Esto permitirá tener una medida más clara del efecto causado por la restricción de liquidez sobre las empresas. De este modo, toda vez que haya sustitución de recursos propios por financiamiento externo -cuando ésta sea menor a uno-, la inversión total aumentará con el financiamiento bancario (BANCO). 
También se agrega una variable que refleja la presencia de financiamiento público. Siguiendo a Shrieves (1978), el financiamiento estatal de las inversiones en innovación puede en ocasiones afectar los recursos privados canalizados a este fin. Podría, por ejemplo, pensarse que una innovación materializada mediante un contrato gubernamental (Fontec) desplaza a una inversión financiada con capitales privados, con lo cual se daría una relación inversamente proporcional entre gasto privado y financiamiento público. Una explicación de este fenómeno estaría en que la intervención del gobierno afecta en forma negativa a la apropiabilidad, sea mediante restricciones formales (como licenciamiento obligatorio) o informales (entrega de planos, diseños, etcétera ). 
Pero, también, la participación del gobierno puede alterar favorablemente el patrón ‘riesgo/retorno’ de los fondos privados, incentivando una mayor inversión por parte de la empresa. Otra posibilidad es que los contratos gubernamentales permitan a la industria alcanzar un umbral de eficiencia mínima de inversión, más allá del cual se generan significativas economías de escala, las cuales son posibles de ser explotadas mediante la inversión de fondos privados.
En síntesis, aunque diversos factores afectan de manera positiva o negativa el impacto del financiamiento público sobre la innovación industrial, sólo empíricamente podrá ser determinado el efecto neto. Con este propósito, se resolvió introducir una variable correspondiente a la razón del financiamiento público obtenido a las ventas (PUBLICO). 
Dado que la oportunidad tecnológica varía según el sector productivo, se consideró conveniente estimar modelos de comportamientos mediante efectos fijos que contemplen la existencia de diferentes regímenes tecnológicos. Winter (1984) plantea que cuando las innovaciones de las empresas emanan de  distintos regímenes tecnológicos, toda diferencia en los parámetros arrojados por las variables antes citadas debe ser considerada como una confirmación de esta hipótesis. 
Los resultados obtenidos corroboran el modelo antes presentado. 

  • La variable ‘edad’ es estadísticamente significativa y positiva, con una elasticidad estimada entre (0.12-0.22). Ello revela la existencia en la industria de factores internos relevantes relacionados con las economías de aprendizaje. Asimismo, el hecho de que el coeficiente sea menor a uno, sugiere que hay rendimientos decrecientes o ‘saturación’ en la curva de aprendizaje.
  • Por otro lado, la variable exportaciones es siempre positiva y estadísticamente significativa, presentando una elasticidad elevada, que oscila entre (0.60-0.72). Ello permite deducir que las exportaciones tendrían elevados impactos sobre el gasto -posterior- en gestión y calidad. O, lo que es igual, que la política de ‘promoción de exportaciones’ podría ser calificada como una de ‘second best’ para fomentar las inversiones privadas en innovación.
  • La variable inversión es siempre positiva, fluctuando entre un rango (0.29-0.46), pero nunca resulta estadísticamente significativa. Por tanto, la idea de que existe un componente adaptativo de la oportunidad tecnológica, no es avalada por estas estimaciones. 
  • La variable que recoge la existencia del financiamiento bancario ha resultado estadísticamente significativa, y negativa. Pero el coeficiente de sustitución presenta una elasticidad más bien baja. Ello sugiere que las empresas son relativamente diversificadoras de riesgo, pero que este factor no compensa en su totalidad el financiamiento bancario. En consecuencia, si el financiamiento bancario se incrementa en un determinado porcentaje, el gasto total sube, aunque no proporcionalmente.
  • La variable que representa el financiamiento público muestra un coeficiente en el rango (-0.07, -0.13), valores que resultan estadísticamente significativos. Ello refuerza la evidencia a favor de la sustitución antes que de complementariedad. Sin embargo, el hecho de que el coeficiente de compensación sea menor a uno, revela que el gasto total se incrementará menos que proporcionalmente con el financiamiento público. 
La significancia de las variables sectoriales incorporadas al análisis valida la presencia de por lo menos tres regímenes tecnológicos. Es decir, la existencia de factores idiosincráticos propios de los sectores más atrasados indica un comportamiento innovador ‘más desfavorable’ del esperado conforme a los niveles de las variables explicativas utilizadas. Tales factores son específicos, no capturados en el modelo.
A su vez, la significancia del índice de concentración corrobora la existencia de problemas de apropiabilidad al interior de la estructura industrial. Estas dificultades inducen a un nivel de inversión en innovación menor en alrededor del 20% al que correspondería en una situación de perfecta apropiabilidad por parte de las empresas. Aunque este resultado es pertinente a la forma cómo se ha medido la concentración, la utilización del índice C4 (concentración en las cuatro más grandes de la industria, desagregada a cuatro dígitos) también revela un problema similar de apropiabilidad, si bien con niveles muy superiores. 
Otro indicador extraído de este ejercicio es la probabilidad de invertir en gestión y calidad, en la cual influyen favorablemente los factores de edad del establecimiento, las exportaciones, la concentración (en cualesquiera de sus dos formas), la pertenencia a los sectores intermedios y dinámicos, y el tamaño de la industria.  Este resultado permite, en primer lugar, comprobar el hecho de que hay costos de ‘escala mínima’ eficiente para invertir en innovación. 
La gran relevancia que adquiere en la muestra la variable tamaño, indica que -dada una tasa óptima de inversión- el monto total dependerá de la escala de la planta: a mayor tamaño del establecimiento, mayor será el gasto absoluto y la probabilidad de superar el umbral mínimo. También se desprende que la probabilidad de superar el umbral mínimo es similar para los sectores intermedios y avanzados, pero no para los sectores atrasados: éstos enfrentan mayores problemas para superar el umbral mínimo, pero -cuando lo superan- las empresas de este grupo incurren en menores niveles de gasto. 

VIII. CONCLUSIONES

El fenómeno innovativo es de una naturaleza compleja y presenta numerosas dimensiones. Prueba de ello es que las empresas más innovadoras son también quienes presentan mejores desempeños en materia de calidad, innovaciones de procesos, políticas de recursos humanos más desarrolladas y un mayor grado de normalización. Todo lo anterior permite derivar la existencia de factores estructurales comunes a cada una de éstas. 
Cada uno de estos desempeños aparece mucho más vinculado a la intensidad de las inversiones en capacitación, que a las inversiones en gestión y calidad declaradas. Dado el grado de error advertido en estas últimas, podría ser importante monitorearlas para evaluar cómo evoluciona el país en materia de innovación de gestión, calidad y normalización. 
Las políticas públicas mejor evaluadas y más asociadas al buen comportamiento de las empresas se relacionan con el fortalecimiento del sistema de normalización y a la calidad -específicamente, en cuanto a difusión de normas existentes, generación de nuevas normas e indicadores de productividad (en orden de importancia). 
El comportamiento de las empresas varía según la escala productiva y el sector, pero predomina la heterogeneidad sectorial. Analizadas según su tamaño, las empresas del nivel medio (50 a 200 trabajadores) aparecen levemente más dinámicas. Vistas sectorialmente, los estratos de mayor dinamismo son los relacionados con recursos naturales (conglomerado celulosa-papel-imprentas), procesos continuos (química básica) y una parte del sector textil. Este último exhibe una gran heterogeneidad: subsectores como hilados, calzado y cueros no figuran con un dinamismo ‘de punta’, pero sí el de confecciones. 
Los factores estructurales de mayor importancia relacionados con el desempeño innovador se asocian a la edad de las plantas y a su grado de internacionalización productiva (presencia en los mercados mundiales). Este hecho es todo un hallazgo, que por sí mismo justifica las políticas de promoción de exportaciones (como las de second best). 
De igual relevancia es la constatación de que -aun en una economía pequeña y abierta al comercio mundial- el grado de monopolio es importante. Ello indica que el grado de contestabilidad externa promedio puede ser relevante para ciertos niveles de tamaño de mercado -por debajo de los cuales las amenazas externas se diluyen, lo cual trasforma en una ventaja el hecho de ser pequeño. También confirma la importancia del tema de la apropiabilidad: su presencia disminuye en un 20% (respecto de las ventas) el nivel de gasto promedio en innovación respecto del que habría en condiciones de apropiabilidad perfecta. 
Finalmente, las empresas son en sí mismas diversificadoras de riesgo: su acceso al financiamiento bancario eleva el gasto total, pero reduce el nivel de gasto privado. Similar comportamiento se aprecia en el caso de financiamiento público: la presencia del Estado (con los problemas de apropiabilidad asociados) contribuye más a la diversificación empresarial (sustituyendo levemente al gasto propio), que a influir sobre la magnitud de la combinación riesgo-retorno,  o de la productividad de aquella inversión que estimule un mayor gasto privado. 

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