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Preguntas frecuentes

Todos tenemos una idea más o menos clara acerca del sentido del verbo innovar. Estaremos de acuerdo si decimos que una innovación es crear algo nuevo, ya sea un producto, un proceso, una forma nueva de hacer las cosas. También podemos decir que innovar está asociado a la creatividad, a la generación de ideas novedosas. Sin embargo, para entender la Política Nacional de Innovación para la Competitividad, será necesario recurrir a una definición más estricta, relacionada con la economía, y más específicamente, con el desarrollo económico. La Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE), que reúne a los países desarrollados, entrega la siguiente definición: innovación es "la implantación o comercialización de un producto con características mejoradas de desempeño, con el fin de brindar objetivamente servicios nuevos o mejorados al consumidor". Es decir, una innovación es tal cuando a través de la interrelación empresa-mercado consigue introducir mejoras o bienes, servicios o procesos nuevos, que mejoran finalmente nuestra calidad de vida, o satisfacen de mejor manera nuestras necesidades. En efecto, las innovaciones siempre tienen un efecto positivo en el desarrollo económico de un país y, desde luego, en la calidad de vida de sus habitantes, ya sea porque facilitan una forma de hacer las cosas, o ponen a nuestra disposición productos que antes no existían, o mejoran la calidad o atributos de productos ya conocidos. Finalmente, es importante acentuar un elemento esencial de la política chilena de innovación: la convicción de que la innovación no se produce sólo a través de nuevas ideas, de creatividad, sino es un proceso. La innovación es el resultado de un largo camino, de un esfuerzo, de un trabajo conjunto de la sociedad, las empresas y el Gobierno. Por un lado, la comunidad científica es la llamada a generar y desarrollar conocimiento, básico o aplicado. Por otro, las empresas cumplen la tarea de transformar este conocimiento en riqueza. El Gobierno, en tanto, asume la tarea de asegurar las condiciones y un entorno favorable para que el Sistema de Innovación funcione.

 

 

 

 

 

Innovar es una estrategia insidispensable para la supervivencia de empresas y países, los que en un escenario cada vez más dinámico y cambiante, necesitan adaptarse para mantener su competitividad. Innovar abre nuevos mercados No sólo permite mejorar la competitividad y expandir los negocios actuales de una empresa, sino que además potencia el desarrollo de nuevos mercados, creando nuevos negocios diferentes a los actuales e incluso generando mercados antes inexistentes, a través de nuevos bienes o servicios. Innovar es necesario para no estancarse En contextos globales y locales que cada vez cambian con mayor velocidad y son más competitivos. No basta con haber innovado una vez: las innovaciones implementadas terminan siendo imitadas por otros y se transforman en estándares para la industria, lo que exige seguir activos, innovando siempre. Innovar permite bajar costos Esto lo hace valioso también para las empresas enfocadas en competir por precio. Es común pensar que la innovación está asociada a la estrategia competitiva de diferenciación (mediante la generación de nuevos bienes o servicios). Sin embargo, las innovaciones de procesos, de métodos de comercialización, o bien, organizacionales pueden producir bajas sustantivas de costos. ¡Innovar es un buen negocio!
Innovadores son todas las personas que están dispuestas a tomar el riesgo de trabajar por encontrar nuevos caminos, nuevas formas, nuevos productos y servicios, en suma, todo aquél que toma conciencia de que la acción unida al conocimiento y la creatividad son las herramientas fundamentales para triunfar. Una de los ejes de la Política Nacional de Innovación para la Competitividad es generar esta nueva Cultura pro-innovación. Esto significa no sólo implementar un sistema educativo que privilegie las capacidades de innovar, sino también instaurar un ambiente propicio, en todos los ámbitos sociales, para que nuestras capacidades encuentren el camino para desarrollarse. A través de los diversos programas implementados por las instituciones y agencias que promueven la innovación, el Gobierno pretende desarrollar una base sólida para que tanto empresarios como científicos, estudiantes y emprendedores puedan acceder a los recursos y herramientas disponibles y así desarrollar sus ideas.
Según el Manual de Oslo (OECD, 2005), una de las principales referencias en la materia, las innovaciones pueden clasificarse en los siguientes tipos: De bienes o servicios Referidas a la introducción de productos nuevos o significativamente mejorados en sus características funcionales o usos previstos. De procesos Referidas a la implementación de métodos nuevos o significativamente mejorados de producción o distribución, llevados a cabo en general a través de equipos, técnicas o software. De métodos Métodos de comercialización (producto / precio / plaza / promoción), que involucren cambios significativos en el diseño, empaque, venta, posicionamiento o precio de un bien o servicio. De métodos organizacionales Referidas a la implementación de nuevos métodos en las prácticas de negocio, la organización en el lugar de trabajo o en el modo en que se llevan las relaciones externas de la organización. Se habla de innovación en el modelo de negocios cuando se combinan de manera simultánea diferentes tipos de innovación, lo que suele incrementar el impacto final producido. Podemos también delimitar claramente dos tipos de innovación, según su impacto: Innovación incremental Se refiere a la creación de valor agregado sobre un producto ya existente, agregándole cierta mejora. Por ejemplo, a un automóvil, se le puede poner airbag y el producto en si, el auto, ha mejorado un poco. También podría ser poner luces especiales. Innovación radical Se refiere a un cambio o introducción de un nuevo producto, servicio o proceso que no se conocía antes. Por ejemplo, sería el cambio radical de usar caballos a usar motores en los coches.