Enseñar emprendimiento no es sólo impartir una asignatura donde se orienta al alumno en la manera de confeccionar un plan de negocios o evaluar un proyecto, también involucra la capacidad de impulsar la creatividad, innovación, el entusiasmo y la energía hacia objetivos a definir.

 

Todo ello debe ir de la mano con incentivar el desarrollo de las competencias y habilidades que un emprendedor debe tener. Aquí, el centro del proceso de formación, debe ser el alumno y no el profesor, aunque es clave que este último haya tenido la experiencia de emprender.

 

La educación para el emprendimiento es una tarea pendiente que reconoce el reporte GEM (Global Entrepreneurship Monitor) 2009. En él, se señala que hay una dificultad para formar docentes en el tema. Uno de los interesantes indicadores que señala el reporte, dice que 69% de los encuestados asegura que las universidades no otorgan una buena y adecuada preparación para iniciar y hacer nuevas empresas. En relación a la capacitación y a la educación técnico-profesional, 49% estima que no entrega suficientes herramientas para emprender. En general, los resultados no son buenos. 

 

El emprendimiento en la formación de los alumnos no sólo debe tener una mirada hacia la creación de nuevas empresas, sino que también al desarrollo de trabajadores dependientes que sean capaces de ser líderes en sus organizaciones (intraemprendimiento).

 

El emprendimiento no sólo es una asignatura que está presente en las universidades, sino que también en las instituciones de formación vocacional (centros de formación técnica e institutos profesionales), que están trabajando para impregnar a sus alumnos de una cultura emprendedora. Una de las formas empleadas para motivar este tipo de formación es a través de la realización de actividades prácticas que permitan a los alumnos experimentar el proceso.

 

Una de las técnicas utilizadas, son los llamados laboratorios de emprendimiento (metodología desarrollada por el YABT - Young Americas Business Trust), donde el estudiante trabaja en la capacidad de pasar del plano de la idea, al de la acción (y concreción de ésta). Los laboratorios empresariales buscan el desarrollo de una actividad viviendo, de primera fuente, el proceso de creación, puesta en marcha y ejecución de un proyecto real, con la finalidad de experimentar y analizar los resultados, comparando lo proyectado a nivel teórico, con lo efectivamente logrado a nivel práctico. 

 

El desafío de las instituciones de educación superior es impulsar a los alumnos para que asuman el desafío de emprender, además de prepararlos para hacer frente a las dificultades que se presentan y también al éxito que puede generar un proyecto de emprendimiento. Mejorar la cultura del emprendimiento es la tarea ineludible para el futuro de nuestro país.