Coinciden en que aún es inmadura y poco jugada:

Expertos analizan la industria de capital de riesgo en Chile

A mediados de abril, LAVCA, reconocido organismo internacional que reúne a los principales fondos de capital de riesgo del mundo, situó, por octavo año consecutivo, a Chile en el primer lugar del ranking de la industria a nivel regional. Sin embargo, no son pocos los que piensan que en nuestro país no existe una real industria de capital de riesgo. El debate está abierto

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En Chile, quienes están en posición de aportar con recursos tienden a apoyar a ‘sandías caladas’, pero eso no es capital de riesgo.

El Estudio Latin American Private Equity & Venture Capital Association (LAVCA) refleja los continuos esfuerzos de los entes reguladores que permiten fomentar un clima estable para la inversión y crear mejores condiciones para los empresarios locales. Entre sus acápites más importantes, dice que “Chile destaca en todas las categorías en comparación con los promedios regionales; entre ellos, la protección de la propiedad intelectual, la transparencia judicial y los bajos índices de corrupción percibidos”.

Desde el punto de vista del Estado, en lo que va de este año, Corfo ha comprometido US$90 millones para inversiones de capital de riesgo, superando con creces el aporte realizado a la industria durante el año pasado. Según su vicepresidente ejecutivo, Hernán Cheyre, “la participación de fondos de inversión con capital extranjero es nueva en Chile y es una muestra de que los esfuerzos por convertir a Chile en un polo de emprendimiento e innovación están rindiendo sus frutos”.

El año pasado Corfo estrenó los nuevos programas de Capital de Riesgo que se enfocan en el financiamiento de empresas en Etapas Tempranas (FT) y en Etapas de Crecimiento (FC). Programas que buscan potenciar el capital de riesgo o financiamiento de nuevos emprendimientos en Chile, particularmente de aquellas empresas que presentan alto potencial de crecimiento y que adicionalmente requieren del apoyo técnico y operacional de un socio estratégico.

Las cifra que entrega Corfo dan luces de una industria que ha dado algunos pasos, pero le falta mucho aún para estar madura. Según la estatal, entre los años 2005 y 2012, las siete redes existentes de capital de riesgo invirtieron sólo US$ 15,2 millones en 42 proyectos, lo que comparado con los US$ 22.500 millones que invirtieron en Estados Unidos sólo durante 2011, deja en evidencia lo mucho que nos falta por avanzar.

POCAS OPCIONES DE FINANCIAMIENTO
No obstante lo rankings que posicionan a Chile en lugares de avanzada en la región, son muchos los que tienen reparos a creer que nuestro país tiene el camino hecho. Durante el reciente MeetLatam BBVA – El Mercurio realizado en Santiago, Ash Fontana, director de Angelist, dijo que en nuestro país falta dinero en las etapas medias del emprendimiento, que es cuando las empresas necesitan más dinero. Piensa que para potenciar la llegada de inversionistas, falta tener un par de casos exitosos grandes. “Los inversionistas tienen que ver eso para tener la confianza de invertir en la próxima generación de empresas”.

Durante la misma jornada, Gil Penchina, CEO de Wikia, expresó que las estructuras para tener financiamientos son malas en todos lados y que cuando las startups son escalables, el dinero aparece siempre. En tanto que Juan Pablo Swett, presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), dijo que “el emprendedor tiene pocas alternativas de financiamiento y la industria del capital de riesgo en Chile no existe”. Además, manifestó que el mundo privado no cree en el emprendimiento y tampoco se atreve a arriesgarse y que los pocos que lo hacen, exigen quedarse con el 99% de la compañía.

En sintonía con lo que dice Swett, su colega emprendedor Carlos Aravena fundador de Políglota, primera red social de idiomas de América y el mundo, dice a Innovación.cl que no sabe cómo ni qué indicadores son los que utilizan para hacer estos rankings, pero que según su experiencia, nuestro país carece de una real industria de capital de riesgo, al que califica de inmaduro y poco democrático. “Quienes están en posición de aportar con recursos tienden a apoyar a ‘sandías caladas’, pero eso ya no es capital de riesgo, porque el verdadero capital de riesgo es el que se atreve a apostar a proyectos que pueden o no resultar. Y también está el problema que sólo quienes han generado redes de contacto tienen posibilidades de conseguir fondos para sus proyecto”. Dice que esto último convierte a nuestro ecosistema emprendedor en elitista, porque no cualquiera que tenga una buena idea, tendrá la posibilidad de obtener los recursos para sacar adelante sus start-ups.

Explica Aravena que esta situación hace que muchos emprendedores con buenas ideas, pero sin la posibilidad de obtener fondos en nuestro país, se vean obligados a buscarlos en el extranjero, donde, según él, hay mayores posibilidades de encontrar inversionistas que se arriesguen con sus proyectos.

Agustín Villena, experto en métodos ágiles para emprender, fundador de la comunidad ChileÁgil y lead consultant de Leansight, piensa que en nuestro país el venture capital es poco y todavía inexperto, en comparación con el primer mundo del emprendimiento.

Dada su experiencia emprendedora, Villena coincide con Carlos Aravena en cuanto a la inmadurez del venture capital criollo. Cuenta a Innovación.cl que en Chile los fondos de inversión de riesgo son pocos y trabajan de manera incipiente. “Son fondos que son parte de un portafolio de inversiones más amplios que destinan una parte de sus recursos para ver cómo resulta. Claramente las opciones de inversión de las personas que están detrás de estas Family Office, están en los negocios tradicionales, que son los que les han dado buenos réditos”. Los identifica como aquellos que están detrás de la minería, banca o retail y el agro. “No hay más”, dice y cree que éstos no tienen en su ADN lo que significa arriesgar en start-up.

Cita a Steve Blank, autor del libro “The Four Steps to the Epiphany”, considerada una de las voces más autorizadas sobre emprendimiento en el mundo, quien dijo que “el ecosistema de Silicon Valley no es diferente de otros ecosistemas porque haya muchas Start-ups. Es distinto porque hay mucho capital dispuesto a arriesgarse y con experiencia para manejar Starts-ups.” Y eso es lo que en Chile no abunda, dice Villena.

EDUCAR A INVERSIONISTAS Y EMPRENDEDORES
Desde la perspectiva de las incubadoras de negocio, Marcelo Díaz, gerente de Incuba UC, piensa que la industria de capital de riesgo sí existe en Chile, pero que le falta bastante para estar en el nivel que se quisiera. Explica a Innovación.cl que falta mucho trecho por avanzar en lo que se refiere a la educación de los inversionistas nacionales. Muchas veces sucede que inversionistas no saben cómo tratar a los emprendedores de líneas tempranas de tecnología y desconocen conceptos legales de notas de crédito, notas convertibles o de opciones de compra. Tienden a estar acostumbrados a instrumentos como los pagarés.

“Veo que falta avanzar por ambos lados de la ecuación. Por un lado, que el emprendedor aprenda a entender el lenguaje del inversionista y que entienda, que más que vender un producto, lo que tiene que vender es su empresa. Y como contrapartida, hace falta que el inversionista aprenda sobre las formas, cantidades y calidades de las inversiones que tiene que hacer”. Explica que para acercar a ambos sectores, las incubadoras de negocios cumplen un papel fundamental. La labor de las incubadoras es ayudar al emprendedor a que entienda mejor los conceptos del inversionista y las labores de redes ángeles consiste en entrenar a los inversionistas para que aprendan cómo invertir en emprendimientos.

Cuenta que en el caso de Incuba UC, han estado muy activos en esta materia y que se pusieron a trabajar a fondo con redes de inversionistas de Silicon Valley, con quienes han hecho buenos contactos destinados a que se interesen por emprendimientos nacionales. Según su experiencia, la calidad y cantidad de inversionistas que han manifestado intención de apoyar Start-ups locales ha sido considerable. “Aunque nos falta bastante, vamos avanzando y rompiendo las barreras culturales de la desconfianza y el miedo al fracaso de invertir. Un inversionista de Estados Unidos jamás va a invertir en menos de diez empresas en un año. Acá, con suerte, en sólo una y si les va mal, se ponen a hablar mal de los emprendimientos y así, es difícil que lo vuelvan a intentar.

A su vez, Agustín Villena cree que a la gente que está dentro del pequeño ecosistema nacional de venture capital le queda mucho por aprender. “Les falta interactuar con otras personas, tener más roce con las grandes ligas para que sepan cómo operan las start-ups y saber que se trata de modelos muy diferentes a los negocios tradicionales”.

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