Durante el EmTech España:

Expertos del MIT vislumbran cómo serán la medicina, urbanismo y los materiales del futuro

Médicos, investigadores, arquitectos, ingenieros y especialistas de diversas aéreas han expuesto los desarrollos más relevantes sobre las tecnologías que cambiarán el estilo de vida en un futuro próximo. Para que se vaya preparando, algunos de los avances que se avecinan están relacionados a la medicina personalizada, la ropa electrónica, los sensores en las ciudades y las nuevas propiedades de los materiales de fabricación.

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La innovación no es significativa hasta que sale de la comodidad del laboratorio y llega al mercado implacable y feroz.

En el encuentro organizado por la edición en español de MIT Technology Review, la publicación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se han visto cómo serán las ciudades del futuro, cuál será la evolución del concepto de medicina personalizada, qué nuevos materiales están surgiendo o dónde están las claves para convertir una investigación en un producto capaz de llegar el mercado con éxito.

En la cita denominada EmTech España se reunieron los expertos más destacados del mundo de la innovación, la tecnología y los negocios para analizar los últimos avances tecnológicos. La primera jornada abrió con dos investigadores del MIT y un investigador de la Universidad de Valencia. Ciudades controladas por sensores que generan grandes cantidades de datos fue la propuesta de Carlo Ratti, director del grupo Senseable City Lab del MIT, que defendió que “las urbes funcionan como cualquier sistema dinámico: sintiendo y actuando”. Convertir las ciudades en conjuntos de “microciudades” argumentaba por su parte el director del grupo Changing places del MIT Media Lab, Kent Larson, para quien el modelo urbano actual provoca “graves” problemas que requieren soluciones “a largo plazo”.

La evolución del concepto de medicina personalizada fue otro de los temas. Adaptarse a las características genómicas de los pacientes utilizando el ‘big data’ para “extraer el conocimiento de los datos” defendió Ana Conesa, del Centro de Investigación Príncipe Felipe. En esta misma línea, Leo Celi, director de MIT Sana, se mostró convencido de la necesidad de “estructurar la información médica” para mejorar “realmente” el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.

¿Cómo facilitar la creación de empresas a partir de las investigaciones universitarias? Ésta fue la pregunta que protagonizó el panel ‘Del laboratorio al mercado’, donde el director del centro Deshpande del MIT, Leon Sandler, explicó que la clave es apoyar proyectos “arriesgados” en las primeras fases y hacer seguimiento, para comprobar que sí cumplen los hitos fijados. “El único factor determinante para una inversión no es la rentabilidad”, aclaró.

Una de las estrellas del encuentro, el vicepresidente y director financiero de MIT, Israel Ruíz, intervino en el ámbito de la educación. ¿Cuáles son los retos? Entre otros, manifestó, que hay “millones de personas que quieren aprender y sólo podemos llegar a ellos a través de la tecnología”. Por ello, el MIT está impulsando una iniciativa de e-learning, EdX, que Ruíz presentó en el escenario. Por su parte, el cofundador de la herramienta que funciona con software libre Arduino, David Cuartielles, manifestó la necesidad de enseñar desde la infancia “los paradigmas de la programación”, mostrar cómo crear tecnología y responder a preguntas complejas que ayuden a formar adultos creativos y capaces de generar nuevos desarrollos tecnológicos.

LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA

Conocer en profundidad el proceso de transferencia tecnológica y analizar qué conocimiento se genera en los centros de investigación son aspectos clave para que un producto llegue al mercado con éxito. El director de centro Deshpande para la Innovación Tecnológica del MIT, Leon Sandler, ha asegurado que el reto es convencer a los inversores de que “merece la pena” apostar por una empresa. Teniendo en cuenta que por cada dólar gastado en la fase académica de desarrollo de una tecnología costará diez que un producto llegue al mercado, un inversor valorará “tanto el riesgo tecnológico como el riesgo de mercado” antes de invertir.

El éxito, ha afirmado Sandler, dependerá de si, durante su etapa de laboratorio, consiguen “reducir los dos riesgos al máximo”. Disminuir el riesgo tecnológico consiste, según Sandler, en “experimentar en el laboratorio, construir prototipos, obtener datos y testear el producto hasta conseguir factibilidad técnica”. Reducir el riesgo de mercado, sin embargo, es saber “si habrá clientes y qué querrán”. Para ello, la fórmula es simple: conversar con clientes, usuarios y proveedores para entender el mercado, tomar esa información y volver al laboratorio para cambiar en el producto lo que hayan indicado.

En SRI International también buscan la opinión del mercado pero se dirigen especialmente a expertos. Tal y como ha indicado el vicepresidente de la División de Ciencias de la Información y Programación de SRI International, William Mark, su práctica habitual es buscar “fuera” un emprendedor que quiera entrar en un proyecto y ser el líder porque “es muy raro que alguien de SRI sea el idóneo”. Después, el proceso continúa con la búsqueda de retroalimentación por parte de inversores de capital riesgo “amistosos” que ya han invertido en otras ocasiones.

El inversor en serie Kenneth Morse fue el encargado de abrir la segunda jornada de EmTech España. Éste incansable inversor cree firmemente que el ‘intraemprendimiento’ y la inversión corporativa son las claves para sobrevivir en el “tsunami” de la competencia global. Por ello animó a los inventores e investigadores a asociarse con emprendedores y conseguir clientes.

Morse ha compartido también su punto de vista sobre las oportunidades para innovar y sobre el concepto de innovación en sí, que ha definido como la suma de invención y comercialización. “La innovación no es significativa hasta que sale de la comodidad del laboratorio y llega al mercado implacable y feroz”, ha afirmado. Por otro lado, según el inversor, las unidades empresariales de las grandes compañías “son excelentes en hacer innovación incremental”, pero la innovación radical tiene que venir impulsada desde los cargos de CEO y CFO y cada vez más frecuentemente, viene de fuera.

FABRICANTES SE REINVENTAN

Si podemos producir cosas con una nueva forma, ¿por qué seguimos produciendo las mismas cosas y no otras diferentes en las que cambien las formas, las propiedades o los colores? Se ha preguntado el director del Self- Assembly Lab del MIT, Skylar Tibbits, durante el panel que EmTech España ha dedicado a la revolución de los materiales inteligentes.

Este experto internacional en la materia ha reflexionado sobre la necesidad de aprovechar la multifuncionalidad de los nuevos materiales. En su opinión, el proceso de manufactura tal y como está establecido está lleno de procesos complejos y es necesario “reinventar métodos de fabricación”. De esta forma podrán obtenerse ropa o zapatos que se abran o cierren según el calor que haga, ruedas que cambien sus capas según las condiciones climáticas, o materiales que modifiquen sobre la marcha sus propiedades aerodinámicas para mejorar la eficiencia energética en campos como la aeronáutica.

Por su parte, Joanna Berzowska, directora del departamento de Diseño y Cálculo Computacional de la Universidad de Concordia (Canadá) y de la firma de textiles electrónicos OM Signal, se ha centrado en el futuro de las “prendas reactivas”, aquellas en las que se integran componentes electrónicos para detectar movimientos, modificar sus propiedades e incluso almacenar energía. Su empresa está fabricando prendas capaces de medir la salud y el bienestar.

Por otro lado, no sólo habrá renovación en prendas y materiales. Los envases también cambiarán. Según la directora de Nuevos Materiales y Nanotech de ITENE, Mercedes Hortal, serán “biodegradables, activos e inteligentes” y resolverán al menos uno de los principales problemas que generan: su degradación, que al medio ambiente le cuesta aproximadamente 200 años.

Los envases serán biodegradables porque se potenciará la fabricación a base de maíz, caña de azúcar y otras materias primas que procedan de fuentes renovables. Según Hortal, la menor resistencia física, permeabilidad y resistencia térmica de estos materiales está siendo superada en las investigaciones de ITENE al añadirles refuerzos a escala nanométrica.

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