Expertos dicen que ésta no es producto del azar:

La importancia de gestionar la innovación en las empresas

Pese a que no hay dos opiniones en cuanto a que el éxito de toda iniciativa innovadora descansa en un proceso ordenado y metódico, en la práctica siguen siendo escasas las empresas que han asimilado la importancia de la gestión de la innovación. Todavía existen muchos directorios y gerencias que la ven como producto de ideas espontáneas y aisladas.

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José Amorós, director de Investigación de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD: "La mayoría de las empresas de Chile y la región no ha asimilado la importancia de generar innovación".

Dos de los proyectos más potentes desarrollados por el BCI: el Chequemático y la Sucursal BCI full jamás hubieran visto la luz ni serían productos reconocidos por el público si detrás no hubiese existido un sostenido trabajo de innovación por parte de la entidad bancaria. Héctor Contreras, jefe de Investigación y Desarrollo de la Gerencia de Innovación de BCI, cuenta a Innovación.cl que ésos y otros desarrollos sólo se entienden bajo el alero de una estructura que consta de un proceso sistemático, con métodos, responsables a cargo y presupuestos, “que es la forma en que se debe llevar a cabo la innovación”.

El ejecutivo cuenta que dichas innovaciones jamás hubieran salido al mercado si fueran productos de chispazos o buenas ideas surgidas de manera espontánea dentro de la organización. Revela que la clave para que el BCI desarrolle contantes innovaciones está en el hecho que hay un convencimiento sobre la importancia de agregar valor a los procesos y productos, el que se traduce en una Gerencia de Innovación, que se encarga de generar los mecanismos internos para desarrollar la innovación.

Explica que en el banco el desarrollo de la innovación comenzó de manera incipiente: recolectando ideas entre la gente que trabaja en la empresa y que cuando éstas salían y se aprobaban, se daban el trabajo de llevarlas a cabo e implementarlas. “Pero nos fuimos dando cuenta que la innovación tiene una serie de componentes y debía estar centrada en ofrecer soluciones a través de metodologías que aseguraran la creación de valor”. Dice que para eso había que salir a la oficina, hablar con la gente y empaparse de las necesidades de los usuarios, más allá de lo que nosotros pensáramos que podían necesitar. “Fuimos a las sucursales para saber qué pensaban y necesitaban usuarios, guardias, cajeros y comenzamos a cocrear utilizando herramientas como el Design Thinking. Sólo así fuimos entendiendo de mejor manera los problemas que era necesario resolver”.

Coincide con esta forma de ver la innovación José Ernesto Amorós, director de Investigación de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo (UDD). El académico cuenta a Innovación.cl que una de las premisas básicas para que exista innovación dentro de una organización es que se trate de un proceso sistemático de planeación, en el que haya una constante iteración. “Eso como norma general, aunque puede que haya casos puntuales de innovaciones surgidas de manera sin de forma espontánea”.

TODOS PUEDEN GESTIONAR LA INNOVACIÓN

Según Amorós, si uno repasa la historia de las empresas que uno considera de las más innovadoras –de procesos, tecnológicas o del tipo que sea- uno ve que detrás está siempre presente un proceso sistemático, que está internalizado en las prácticas organizacionales. No obstante, piensa que la mayoría de las empresas de Chile y la región no ha asimilado la importancia de generar innovación, mediante procesos constantes y sistemáticos de manera general y que lo que más se ve son empresas que se dicen innovadora, pero que más bien se trata de puntuales innovaciones, pero que no tienen mayores intenciones de generar innovación de forma sistemática.

Coincide con esta visión Alan Farcas, director Ejecutivo de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), quien explica a Innovación.cl que el proceso de innovar no tiene mucha relación con el tamaño de las empresas y que en nuestro país, de a poco, están aprendiendo la importancia de realizar innovación de manera sistemática, de tal forma que cualquier puede gestionar la innovación. “Por suerte, cada vez hay más empresas que se toma en serio el hecho de ser innovadores y asumir la gestión de la innovación. Además, valoro la existencia de importantes instancias en las que la innovación se comparte entre empresas, como el Club de la Innovación”.

Farcas estima  que en la cultura organizacional de nuestras empresas predomina un importante recelo de ver la innovación como algo necesario e incluso indispensable. Dice que hay empresas muy rentables que no han necesitado innovar. “Pero eso se está acabando y en los próximos años serán pocas las empresas que puedan seguir subsistiendo dándose el lujo de no innovar”. En la misma línea, Amorós piensa que los factores que explican la falta de visión innovadora es que los sectores industriales en los que Chile ha sido competitivo, son, por lo general, muy conservadores y tradicionales, lo que los hace carecer de mayores incentivos para innovar. “Por ejemplo, la minería. En ella hay innovación tecnológica. Lo que mayormente se ve son soluciones de empresas extranjeras que traen a Chile, para que explotar el mineral sea más fácil.

Amorós piensa que aunque hay indicadores que se está avanzando en contar con mayor cantidad de empresas que vayan asimilando la necesidad de gestionar la innovación de forma constante, “si uno compara los estándares con otros países más desarrollados, es claro que acá estamos aún muy atrasados”. Dice que en nuestro país las culturas organizacionales son todavía conservadoras; arriesgan menos y no siempre tienen al personal más calificado para desarrollar procesos de innovación tecnológica. Por eso piensa que los sectores industriales en Chile están mucho más a la retaguardia en innovación que el sector emprendedor, que si presenta un componente muy importante de innovación.

No obstante coincidir con este poco feliz panorama, Alan Farcas cree que en el último tiempo ha sido creciente el número de empresas que se ha ido acercado a las universidades, trabajar con emprendedores e innovadores y buscando la generación de cambios. “Esto de la innovación y el emprendimiento es una moda que vino para quedarse aunque queden algunas islas conservadoras que todavía rehúyan la innovación. Y en la medida que la competitividad los vaya alcanzando, no les va a quedar más remedio que subirse al tren de la innovación”, sentencia.

INNOVACIÓN DESDE EL DIRECTORIO
Existe un amplio consenso en que si desde la cabeza de la organización no está la determinación de apoyar procesos y metodologías de innovación, las posibilidades que las empresas prosperen y sean más competitivas, disminuyen de forma notoria. El director Ejecutivo de la Escuela de Negocios de la UAI estima necesario que la innovación debería ser siempre un tema del que se hable en los directorios, con directrices hacia la plana ejecutiva y métricas claras que permitan ir evaluando el impacto que vaya teniendo. “Si no está en el directorio, es muy difícil que una idea innovadora encuentre los cauces para que prospere. Por eso tiene que haber una política que la sostenga.

“Afortunadamente, tenemos la ventaja de tener una Gerencia de Innovación que tiene la visión de la innovación como pilar dentro del desarrollo del banco”, dice el jefe de Proyectos de la Gerencia de Innovación de BCI. Incluso cuenta que fueron más allá en su afán innovador y crearon un club de innovación interno, que tiene como meta evangelizar al resto de la organización la importancia de innovar en los distintos procesos y productos. Para ello, fueron seleccionadas 25 personas que conforman un equipo multidisciplinario capaz de desarrollar nuevos modelos de negocio. Además, revela que la gente del BCI es medida en relación a sus capacidades innovadoras, basado en ciertas competencias que son medidas todos los años. “La innovación es parte de la cultura del BCI”, afirma.

Para acercar a los ejecutivos los conceptos relacionados con la innovación, Alan Farcas recomienda que se produzca un acercamiento con las universidades y sus cursos, la incorporación a las empresas de gente con dichos conocimientos y convergencia de alianzas que permitan un desarrollo sostenido de la innovación. “Aunque muchos ejecutivos tararean la canción de la innovación, no siempre tienen las mejores prácticas para generar valor en sus procesos, por eso es necesario que las compañías la tomen como otra disciplina más, con todos sus requerimientos”. En la misma línea, José Ernesto Amorós piensa que tanto las universidades que proveen ese conocimiento, como los ejecutivos que lo necesitan, tienen la obligación de acercarse y lograr mayores puntos de encuentro.

Mirando el ecosistema empresarial, el académico de la UDD tiende a ver el vaso medio lleno porque valora los esfuerzos que se han hecho para inculcar una mayor cultura de innovación, en especial desde el sector público. Igual visión que tiene Alan Farcas, quien pese a las evidentes falencias, cree que vivimos una situación expectante. “Estamos en una situación en la que tenemos todas las condiciones para que esto de la innovación explote en Chile, pero no termina de hacerlo. Se ha hecho todo lo que ha habido que hacer, pero hay algo más profundo en el ADN de la cultura chilena que hace que a la gente le cueste pensar en grande y tomar riesgos. Da la sensación que estamos cerca, pero falta que haya tres o cuatros casos ícono de innovación en Chile para que demos ese salto que estamos esperando”.

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