Tras importante caída en el Índice de Innovación Global (GII):

Los desafíos pendientes de Chile en innovación

La semana pasada se publicó el Índice Mundial de Innovación 2013, publicado por el INSEAD, Universidad Cornell, y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en el que se constató una mala noticia: el país bajó del lugar 39 al 46, caída que le entregó el primer puesto de la región a Costa Rica. Un traspié que deja algunas reflexiones y tareas pendientes.

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Alfredo Barriga, director de Knowledge: "En Chile el sistema nacional de innovación está mal articulado. Se necesita avanzar en generar una institucionalidad más potente a la innovación".

El ranking se basa en 84 indicadores, y la puntuación máxima alcanza los 100 puntos. Al igual que el año pasado, Suiza lo encabeza, seguido de Suecia, en tanto que el Reino Unido escaló al tercer puesto, ocupado por Singapur en la versión pasada. El año pasado nuestro país se posicionó en el puesto número 39 de un total de 141 países, alcanzando un puntaje de 42,7, mientras que en 2013 —declarado como el Año de la Innovación— Chile figura en el lugar 46 con 40,6 puntos, lo que marca un descenso de siete puestos comparado con la edición anterior.

El GII es un estudio iniciado por el Instituto Insead, pero el año pasado se sumó como coeditora la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y este año se incorporó la Universidad de Cornell.

En relación al estudio, el ministro de Economía, Félix de Vicente, cree que sus resultados dejan en evidencia la importancia de seguir avanzando en la profundización de las políticas y programas relacionados con la ciencia, tecnología e innovación. La autoridad cree que gracias a la nueva Ley de Propiedad Industrial y el proceso de modernización del Instituto Nacional de Propiedad Industrial de Chile (Inapi), será posible subir considerablemente en indicadores como ‘Producción Creativa’”. Dice que el presupuesto histórico de más de US$ 1.000 millones destinados para este Año de la Innovación, tendrá un fuerte impacto en el ítem ‘Producción Científica’” en el futuro. Además, opina que la nueva ley de I+D no alcanzó a ser considerada en su totalidad en el informe, similar cosa que habría ocurrido con la nueva ley que permite crear empresas en un día. Avances que le llevan a pensar que en mediciones futuras Chile debería mostrar un alza en sus resultados.

A su vez, el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Hernán Cheyre, cree que debemos seguir avanzando en diversas áreas, como mejorar los índices de patentes y rediseñar la institucionalidad encargada de gestionar la innovación en el país. Reconoce los importantes pasos dados por otros países, lo que, a su juicio “nos obliga a dar pasos más rápidos que el resto”, dijo a El Mercurio. Al respecto, manifestó importantes noticias. Cuenta que  después del trabajo de la Comisión Asesora Presidencial en materia de Innovación, conocida como la Comisión Philippi, el Presidente Piñera instruyó una serie de medidas que tienen como objetivo sentar las bases para la creación de un futuro nuevo ministerio que aglutine ciencia, tecnología, innovación y educación superior. Este nuevo ministerio se armaría traspasando de otros lugares instituciones que ya existen y rediseñar otras. Según la autoridad no se trata de crear más burocracia, sino de reorganizar lo que hay para dar un mejor uso a los recursos públicos.

Desde la perspectiva del mundo digital, Alfredo Barriga, director de Knowledge y asesor en Estrategia Digital y Marketing Digital, explica a Innovación.cl que esta medición es una importante señal de alerta que demuestra que la velocidad del cambio y la innovación no es suficiente en nuestro país. “Lo preocupante es que estos resultados no son ninguna novedad, puesto que siempre son los mismos temas donde aparecemos al debe. Sea con el tipo de medición que se haga; éste del INSEAD, el GITR del Foro Económico Mundial o el Knowledge Index del Banco Mundial”.

EL CAPITAL INTANGIBLE

Barriga ve con preocupación algo que él cree que demuestra este trabajo: que nos estamos quedando atrás en cosas que están en la base de la estructura. “Tenemos problemas estructurales de mentalidad porque somos un país muy vinculado al desarrollo económico basado en lo tangible, como el cobre, la madera, el salmón y muchos otros commodities. Cuando lo que nos falta se relaciona con desarrollar bienes y capital intangible, que es donde hay un potencial enorme que no hemos sabido transformarlo en valor o productos que podamos exportar.

Relacionado con la posibilidad de explotar al máximo nuestras potencialidades, Iván Díaz-Molina, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Los Andes, dice a Innovacion.cl que Chile está en un período en el que nos hemos preocupado de generar los inputs correctos, pero no le hemos sacado el trote a ese input. Lo que significa que nuestro país se ha concentrado en que haya medios y recursos para ser aprovechados en innovación, pero que ésta no se está generando y que no estamos haciendo trabajar esos recursos. “Nos hemos enfocado en preparar todo para que haya innovación, pero no hemos sacado el máximo provecho para que la innovación se desarrolle. El potencial que hay no se ha usado al máximo”, reflexiona.

El académico piensa que Chile está posicionado dentro de una curva de aprendizaje y que aún resta un importante camino por recorrer, lo que cree que es razonable y natural que ocurra. Estima que siempre hay una brecha entre tener los recursos y que esos recursos generen valor. “Uno les puede poner recursos a las empresas para que innoven, pero esa innovación no va a llegar de forma instantánea. Veo que hoy se está apoyando con recursos para distintas formas de llevar a cabo la innovación, pero los resultados en la generación de valor tardarán un poco en llegar”.

Barriga opina que para comenzar a subir posiciones en las mediciones, Chile debe mejorar en un aspecto que el ranking dejó en evidencia; en el capítulo relacionado con la producción basada en la tecnología y conocimiento, donde, afirma que “nos estamos quedando atrás, al ubicarnos en el lugar 70 detrás de países como Brasil, Angola, Mozambique y Ghana y apenas un lugar arriba de Zambia”. Dice que la ubicación de Chile en tan bajo lugar se debe a que, además, estamos abajo en otros indicadores: en el lugar 106 en difusión de conocimiento (superados por casi todos los países de la región) y 66 en la producción de conocimiento, en el que Argentina y Brasil nos superan al estar en los puestos 56 y 59, respectivamente”.

Al respecto, José Ernesto Amorós, de la Universidad del Desarrollo, dice que no es que Chile lo esté haciendo mal, lo que sucede es que otros países que están corriendo a una velocidad mayor, como Costa Rica. “Seguimos corriendo a la misma velocidad de siempre y así uno corre el riesgo de quedarse estancado. Pero con el nivel de ingresos que tenemos, deberíamos tener la capacidad de acelerar mejor”.

A su vez, el vicepresidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), José Miguel Benavente, cuenta a Innovación.cl que estudios como este Índice demuestran que los países no pueden quedarse quietos, “con el piloto automático” y pensar que el esfuerzo ya está hecho. Dice que si no se mejora el ritmo, no habrá forma de evitar que los otros países de la región superen a Chile. “No sólo Costa Rica. Al ritmo que van, los colombianos serán los próximos en pasarnos porque vienen pisando fuerte hace rato”.

Benavente explica que es necesario redoblar los esfuerzos y que la innovación se trata de un fenómeno incremental, que “es como andar en bicicleta, donde una vez que se inició la marcha, es necesario seguir pedaleando cada vez con más fuerza”.

SECTOR PRIVADO Y UNIVERSIDADES, AL DEBE

Pensando en que Chile no siga haciendo lo mismo que ha hecho hasta ahora, Amorós recalca la relevancia de mejorar en todo lo relacionado con transferencia tecnológica y que los sectores público, privado y la academia interactúen y se relacionen de un modo que hasta hoy no se ha dado y sean capaces de dialogar y relacionarse. “Es necesario crear mecanismos que ayuden a mejorar la transferencia tecnológica, que redunde en el mundo productivo. El indicador de patentes es de los más bajos y la investigación que se hace en las universidades no es la que necesita el mundo productivo“.

Al respecto, Barriga cree que el ‘tirón de orejas’ deben recibirlo, principalmente las empresas y la academia, puesto que desde el Estado ya se han entregado las herramientas para que la innovación se desarrolle. “No obstante algunas iniciativas muy destacadas, como 3M, el próximo Centro de Innovación de la Universidad Católica y otros más, ambos mundos no se estás juntando. Más que seguir hablando de innovación, hay que hacer innovación, invertir en ella y no quedarse con tanto estudio. Es necesario que las universidades hagan mayor cantidad de I+D que soluciones problemas del sector productivo y no sólo para elaborar papers, que pueden ser muy interesantes, pero que tienen alcance ni impacto real”.

Iván Díaz explica que uno de los pilares de la Agenda de Innovación 2010-2020, la innovación empresarial, se evidencia muy rezagada y no sólo en este estudio. Dice que hay un gran problema cultural en las empresas, que entiende como razonable si se entiende que las grandes empresas están enfocadas en la eficiencia, concepto que muchas veces tiene un sentido contrario a la innovación, que está más ligada al riesgo y al error. “Por eso, es tan común que la innovación no sea un término muy asimilado por las grandes empresas”. Añade que si la innovación no es generada desde las grandes empresas, no habrá masa crítica que se capaz de moverla y potenciar, porque son éstas y no las Starts-ups –que sí son innovadoras- las que tienen la fuerza para promover la innovación a nivel país.

En la misma línea, Barriga cree que, a la luz de los resultados del estudio, se hace imprescindible llevar adelante la innovación recae más en el sector privado que se tiene que atrever más a innovar. Afirma que si el sector privado no invierte más en I+D, es poco lo que se puede avanzar. “Si no hay real capital de riesgo y no apoyo a ‘sandías caladas’, tampoco ayuda. Hay que estar dispuesto a invertir en varias starts-ups sabiendo que la mayoría de ellas van a quedar en el camino. Pero esa mentalidad no existe en Chile. Yo analizo todo por resultado y no por intenciones. Y este ranking dice que hay cosas que no están funcionando”.

El director de Knowledge piensa que el sistema nacional de innovación está mal articulado y que se necesita apuntar en darle una institucionalidad más potente a la innovación, materia en que se está avanzado. Lo que tendría pronta respuesta con lo anuncios del nuevo ministerio. Sobre lo mismo, Amorós cree que “más allá del diseño institucional, lo que importa es la implementación de mecanismos que apunten a mejorar la calidad de la innovación que se haga, independiente que una iniciativa esté en el ministerio A, B, C o D”. Dice que una cosa es la forma y otra el fondo y que si no atacamos los problemas de raíz, vamos a seguir en esta trampa del precio alto de los commodities y frente a economías  que avanzan mucho más rápido que la nuestra”.

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