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DESAFÍOS DE LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN CHILE
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Nuestro país evidencia un importante progreso tecnológico, gracias al esfuerzo exportador, las inversiones y la importación de equipos. Sin embargo, tiene un grave rezago en la formación de recursos humanos, innovación tecnológica avanzada y gasto en Investigación y Desarrollo.


Creatividad, riesgo y sensibilidad ante las señales del mercado son los principales rasgos que caracterizan a la nueva generación de empresarios que ha surgido en los últimos quince años en Chile. A diferencia de los empresarios históricos, éstos poseen un espíritu profesional y emprendedor que resulta imprescindible para hacer negocios hoy en día.

Pero estas cualidades resultan todavía insuficientes para enfrentar la aceleración del ritmo de cambio que caracteriza nuestra era. En efecto, el extraordinario boom de nuevas tecnologías, la globalización y el desarrollo de las redes de información tipo internet, parece que efectivamente están conviertiendo al mundo en una sola aldea global.

Ello permite a las empresas tener acceso a consumidores de todas partes del mundo. Pero, al mismo tiempo, este escenario las hace más vulnerables a la competencia, lo que las obliga a cambiar la manera de trabajar, a innovar en la forma de organizar la empresa, en los procesos de producción y en los mismos productos.

Y así lo perciben los empresarios. Carlos de la Cruz, gerente de operaciones y desarrollo de Madegom, plantea que a diferencia de unos pocos años atrás, la competencia no es solamente con la empresa vecina, ni con la empresa nacional, ni siquiera con la empresa latinoamericana: "Hoy por hoy -afirma de la Cruz-, la referencia es la empresa con productos y servicios más innovativos, de óptima calidad y con procesos de alta productividad, sin importar demasiado en qué lugar del mundo esté localizada. Y ello hace que el consumidor tienda a ser muchísimo más exigente".

La innovación no es un rayo en un cielo despejado, un mero evento puntual. Para lograrla no sólo se requiere imaginación y creatividad, sino mucho esfuerzo, persistencia y decisión. Conlleva importantes riesgos y pocas veces se producen innovaciones radicales: la mayor parte de las veces se trata de innovaciones graduales. Por ello es que las empresas que rutinizan el esfuerzo innovativo y lo incorporan a sus estrategias de competitividad, lo hacen a través de proyectos con objetivos factibles, calendarizables y con resultados evaluables en el mercado.

¿Qué es Innovación Tecnológica?

Según los expertos, las innovación tecnológica implica la introducción de nuevos productos y nuevos procesos, así como cambios significativos de producto y proceso en las empresas. Esta definición incluye las llamadas innovaciones radicales y las innovaciones imitativas.

Y en este sentido, la innovación tecnológica no es tan sólo de productos y máquinas, sino también de gestión y organización.

Pero la innovación no se reduce a resultados, sino que incluye los esfuerzos conducentes a ella. Existen seis tipos de actividades que pueden generar innovaciones:.

  • Investigación y Desarrollo experimental;
  • Puesta en Marcha de un proceso productivo;
  • "Marketing" de un nuevo producto;
  • Adquisición de tecnología "no incorporada", vía compra de invenciones patentadas o no patentadas, licencias, captación de Know- How, marcas, diseños y servicios que contienen tecnología;
  • Adquisición de tecnología "incorporada" mediante la compra de maquinaria y equipos novedosos;
  • Innovaciones de diseño.
  • Por ello, la innovación tecnológica tiene como protagonista central a la empresa. Es en ella donde se realizan y se concentran los resultados principales del esfuerzo tecnológico nacional. Sin embargo, la empresa no opera aisladamente, y podrá acelerar su dinámica innovativa mientras más desarrollado esté el sistema de innovación nacional, que comprende al conjunto de instituciones y procesos que facilitan y crean los incentivos adecuados para la innovación empresarial.

    Los empresarios saben que no es fácil innovar. No sólo porque les exige enfrentar inercias, intereses y viejas rutinas, sino también, porque perciben que sus competidores siempre estarán tentados a copiar e incluso a sabotear las innovaciones, en vez de competir mediante creaciones propias. Es por ello que si bien la no-innovación eventualmente conducirá a la empresa a salir del mercado, los costos y riesgos de la innovación son elevados, y crecen fuertemente en la medida que ésta es más radical.

    Jay Galbraith, profesor de la escuela de negocios IMD de Lausana, Suiza, dice que así como hay personas apasionadas por las nuevas ideas, hay otras que tienen fuertes intereses creados para combatirlas, o son demasiado adversas al riesgo como para apoyarlas. Un ejemplo de ello es el coso de Kodak, empresa que creó una unidad para desarollar y comercializar una cámara electrónica cuando en los 70 quedó claro que las imágenes electrónicas reemplazarían a las imágenes químicas, provenientes de películas emulsionadas con sales de plata. Pero los gerentes de las tiendas interfirieron con el proyecto cuando pensaron que podría amenazar su base de cliente. Hoy en día, no existe ninguna videocámara de esta firma.

    La Situación en Chile

    Nuestro país dispone de un instrumental muy poco desarrollado para medir la evolución de los resultados de sus esfuerzos tecnológicos.

    Sin embargo, se están desplegando nuevos esfuerzos que permitirán diagnosticar nuestras debilidades y fortalezas, así como nuestras oportunidades y amenazas.

    En este sentido, a fines de 1995, el INE realizó la primera Encuesta de Innovación Tecnológica en el sector industrial chileno, con la coloboración técnica del Ministerio de Economía, y con el apoyo de Sofofa y Asexma.

    La encuesta se realizó a los ejecutivos de una muestra de 541 establecimientos y permitió constatar que en Chile existe un significativo impulso a la innovación tecnológica en el sector, pero con altos grados de heterogeneidad interna y claras insuficiencias.

    Según este trabajo, un 23,5% de las empresas ha realizado una innovación integral (producto, proceso y gestión) en los últimos tres años, lo que representa una proporción importante para nuestro medio. Sin embargo, un 30.3% de las empresas señaló que no ha realizado innovación alguna. Entre ambos extremos se distribuyen el resto de las empresas que realizan innovaciones parciales de mayor o menor intensidad.

    Y si sólo se considera a las empresas que realizaron alguna innovación, el resultado de la encuesta evidencia una clara correlación entre tamaño de la empresa y el grado de innovación. El 41% de los establecimientos de 1.000 y más trabajadores presenta una innovación integral, mientras que en empresas de 10 a 49 trabajadores el porcentaje llegó sólo a un 20.7%.

    Por otra parte, la encuesta constató que la importación de bienes de capital es la principal fuente de innovación tecnológica en la industria, aunque también se menciona la asistencia a ferias y exposiciones.

    Particularmente interesante es que para muchas empresas la cooperación con clientes y proveedores es considerada como una fuente relevante para la innovación. Bastante más atrás figuran la adquisición de licencias y consultas de publicaciones especializadas. Por último, la encuesta constata la baja relevancia que asigna la mayoría de las industrias a la cooperación tecnológica entre empresas o con universidades o institutos tecnológicos.

    Pero más allá de la encuesta, el Programa de Innovación Tecnológica del Ministerio de Economía, cuenta con un diagnóstico de los avancesy déficits tecnológicos del país, cuyas conclusiones más relevantes se sintetizan en el cuadro de Indicadores Tecnológicos.

    De una lectura atenta de este gráfico se deduce que hay un importante progreso tecnológico gracias a las elevadas inversiones nacionales y extranjeras, a las crecientes importaciones de bienes de capital, así como al aumento de las exportaciones de mayor valor agregado.

    Sin embargo, el mismo estudio refleja que hay rezago en materia de formación de recursos humanos, en Investigación y Desarrollo, así como en otras actividades innovativas, tales como los sistemas de calidad.

    Y ello se confirma en el Word Competitive Report de 1996, que situó a Chile en el lugar 18 por su desempeño general, dento de 49 países, pero lo ubicó en el lugar 38 en cuanto a capacidad científica-tecnológica.

    Las Insuficiencias

    En este contexto, el desempeño tecnológico en Chile, que se encuentra en una fase primaria de su evolución de largo plazo, adolece hoy en día de grandes insuficiencias estructucturales, entre las que cabe destacar las siguentes: - Una elevada heterogeneidad, que va más allá de las diferencias de tamaño entre empresas, lo que retarda la competitividad sistémica del país y aumenta la vulnerabilidad de las PYMES, que enfrentarán una mayor concurrencia en los mercados. Ello evidencia una escasa masificación de los sistemas de transferencia tecnológica, un rezago en el marco regulatorio y de normas, así como una insuficiente conexión entre el sistema financiero y el sistema productivo.

    - El gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) sigue siendo bajo y la participación privada débil, a pesar de los avances registrados. En el último quincenio la participación privada pasó desde un 10% a un 23% del gasto total en este rubro, en circunstancias que en otros países el aporte privado llega al 80%. De ello es deducible que aún falta una masa crítica de empresas que rutinariamente innoven y sean capaces de generar nuevas demandas al sistema de universidades y centros tecnológicos. Para ubicarse al nivel de países como Suecia, Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda, Chile debería en los próximos cinco años elevar el gasto en I+D desde el 0,8% hasta el 1,2% del PIB, incrementando la participación privada desde el 23.5% hasta superar el 40% del gasto total.

    - Persisten importantes carencias en la formación de recursos humanos para el desarrollo tecnológico y científico. Hay una evidente asimetría entre el esfuerzo que el país hace en educación básica y media, con el esfuerzo en materia técnica y universitaria. Tal carencia resulta preocupante porque la modernización tecnológica del país depende esencialmente de la fuerza de trabajo actualmente activa y de los profesionales que egresarán de las universidades. En este sentido, pese a los aumentos observados entre 1990-95 en la formación de ingenieros y en capacitación, hay un claro déficit respecto de los requerimientos del sistema productivo.

    Según la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) existe un déficit importante de investigadores en las universidades, el que se torna más agudo en los post-grados de especialidades científicas e ingenierías más duras.

    Además, hay una fuerte carencia de profesionales especializados en servicios tecnológicos de alta relevancia para el país, tales como normalización, estandarización, metrología y sistemas de normas de calidad ISO 9000 e ISO 14000.

    - Hay fallas y obstáculos institucionales importantes al desarollo tecnológico. En los mercados de capitales hay restricciones al financiamiento de proyectos de inversión con alto contenido de innovación, que provienen de PYME.

    - Se percibe un escaso desarrollo de la cultura de cooperación. La cooperación entre empresarios es aún reducida, aunque se observan avances, como las experiencias de Misiones Tecnológicas y PROFOS. A pesar de estos progresos, la cooperación entre empresas y universidades aún tienen que superar difíciles barreras. En tanto que la cooperación entre empresarios y trabajadores aún está en pañales, a pesar de que hay un creciente grupo de empresas donde se constatan interesantes experiencias de cooperación para la productividad y la competitividad, con beneficio mutuo.

    - Por último, el sector público tiene ante sí el urgente desafío de modernizar su institucionalidad para catalizar e impulsar la innovación tecnológica. La modernización de los institutos tecnológicos públicos, el desarrollo de un sistema de calidad que facilite la innovación, la formación de recursos humanos y el desarrollo de un sistema de información avanzado, son tareas que deben estar en la agenda de una política tecnológica moderna.

    Superar estas deficiencias es requisito para que el país pueda acelerar su ritmo de innovación tecnológica más avanzada, ya no sólo basada en inversiones e importaciones de equipos -que seguirán siendo importantes hacia el futuro- sino también en la capacidad de acelerar los procesos de creación y difusión de nuevas tecnologías en el sistema productivo nacional.

     
    Revista Correo de la Innovación.
    Copyright © 1997
El Sistema de Innovación Nacional

La innovación tecnológica es un aprendizaje continuo y acumulativo de las firmas para mejorar productos, procesos y gestión que incrementen su productividad y competitividad. En este proceso, las empresas aprenden a través de diferentes vías: imitando, haciendo, interactuando con otros agentes, así como investigando y explorando.

La innovación tecnológica tiene determinantes que van más allá de las firmas. Cuatro son los factores que determinan el contexto en el cual las empresas actúan: el desarollo y la actividad macroeconómica, los sistemas regulatorios que incluyen el sistema nacional de calidad, el entorno institucional y el grado de cultura de cooperación. Por ello es que la moderna teoría económica sobre el cambio tecnológico ha elaborado el concepto de Sistema Nacional de Innovación (SIN), que considera los siguientes procesos básicos:

  • La absorción de tecnología extranjera, entendida como la adquisición de tecnología extranjera en la forma más barata y eficiente, y su posterior adaptación a las condiciones locales.
  • La creación nacional de tecnología, entendida como el conjunto de procesos de creación y mejoras tecnológicas llevadas a cabo endógenamente por empresas, centros tecnológicos, consistentes en saber seleccionar, adquirir, usar, adaptar, mejorar y crear tecnología en forma eficiente.
  • La difusión de tecnología, proceso mediante el cual se logra la difusión en el sistema productivo, tanto de la tecnología transferida del exterior como aquella creada, adaptada y mejorada localmente.
  • La eficacia y eficiencia de estos procesos están determinadas por numerosas instituciones y agentes. Entre ellos destacan la organización interna de las empresas, las relaciones entre empresas, el sistema de relaciones laborales, el grado de desarrollo y transparencia de los mercados, el rol del sector público, la madurez del sistema financiero, las capacidades nacionales de I+D y de transferencia tecnológica, así como el sistema de formación de recursos humanos.

    Estas instituciones incluyen decisivamente en la velocidad y en el potencial de aprendizaje de las empresas. Un SIN centralizado, atrasado y desarticulado, tendrá efectos retardatorios sobre la innovación tecnológica. Un SIN más integrado y diversificado tendrá efectos estimulantes. Por ello es que una moderna política tecnológica no puede ser concebida como un compartimiento estanco. Debe considerar las diversas acciones que catalizan el desarrollo del conjunto del sistema de innovación.