ENTORNO  

Crisis en la formación de Ingenieros
Es más rentable ofrecer ingeniería de papel y lápiz, en vez de las llamadas ingenierías duras, que son grandes demandadoras de infraestructura tecnológica e investigación.

El desarrollo de la ingeniería ha demostrado que nuevos conocimientos científicos pueden aplicarse a la invención y el perfeccionamiento de la técnica industrial. Hoy un ingeniero tiene como misión usar y transformar de manera creativa los recursos de la naturaleza de modo de permitir alcanzar el progreso y bienestar de la sociedad.

En Chile, las distintas ramas de la ingeniería son impartidas por la casi totalidad de las universidades estatales y las 40 universidades privadas, además de 76 institutos profesionales.

Estas se pueden clasificar en dos áreas: una dirigida a la administración y finanzas y las llamadas ingenierías duras, que son aquéllas más relacionadas al sector minero e industrial.

Para el decano de ingeniería de la Universidad de Chile, Jaime Gibson, ingenieros con una formación amplia y sólida no deberían sobrar en un país como el nuestro. Es más, hoy en Chile existen áreas deficitarias en las ingenierías duras, dice.

De igual manera piensa el decano de ingeniería de la Universidad de Santiago, José Gavilán, quien sostiene que en ciertas especialidades, antes de egresar los alumnos ya están contratados por empresas que necesitan esta clase de profesionales.

Hacia la especialización

Sin embargo, existen áreas de la ingeniería en que la especialización marca la diferencia entre sus egresados. Esta situación se vive especialmente en las áreas de administación y finanzas. Hoy esta situación se ve reflejada en la existencia de 57 carreras de ingeniería comercial que ha hecho que los futuros egresados deban pensar en la especialización para lograr mejores puestos de trabajo. Para el caso del ingeniero civil industrial la situación es similar al ser impartida en 37 establecimentos de educación superior.

Asimismo, ha existido un problema de demanda para las ingenierías duras. Estas ramas son vistas por los jóvenes postulantes como poco atractivas para el desarrollo personal. Sin embargo, paradójicamente son las que poseen un futuro con mayor potencial.

A juicio de Gavilán, la utilización por parte de algunos sectores que con fines de marketing o publicidad denominan a ciertas especializaciones como ingenierías, perjudican la profesión y pueden provocar una sobreoferta de carreras de ingeniería.

El ex-subsecretario de Educación, Raúl Allard, dice que no hay duda que bajo el nombre de universidad se esconden realidades bien diferentes: desde universidades tradicionales que tiene estándares internacionales en docencia, investigación, extensión, venta de servicios, educación continua y transferencia de tecnología a universidades privadas con pocas carreras , dos o tres alumnos y, fundamentalmente, docencia de pregrado, sin profesores de jornada completa y con una pequeña biblioteca. Dentro de ese rango hay una amplia variedad de calidades y características.

José Gavilán indica que es preocupante observar que en el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas existe un centenar de carpetas esperando la autorización para comenzar a impartir alguna ingeniería.

Para Jaime Gibson, la formación de un ingeniero va más allá de los conocimientos entregados por un centro de estudios. La formación íntegra de un profesional de ingeniería sólo se adquiere en una universidad de verdad, adquiriendo conocimientos y aplicándolos en las investigaciones, señala.

Gavilán cree que la ingeniería chilena seguirá dando buenos frutos si se enfatiza en la calidad de sus profesionales.

A este respecto, Gibson añade que la Universidad de Chile el arancel anual para ingeniería alcanza a 1.2 millones de pesos. Para una institución que da carreras de papel y lápiz y con profesores por hora, es un buen negocio. Para una universidad con personal académico de alto nivel, que hace investigación, que ofrece ingenierías duras y en una amplia variedad, el costo de formar a un profesional es muy superior al arancel que se paga, afirma.

Formación de Profesores

Entre los elementos de mayor preocupación está la capacidad de los centros de estudio de formar a los futuros profesores para las distintas especialidades. Preparar un buen académico toma unos diez años después que terminó su carrera para que adquiera oficio como investigador, dice Gibson.

El profesional de la Universidad de Chile reitera que no todas las universidades y escuelas de formación son iguales y que los centros de excelencia deben ser apoyados con recursos por quien corresponda. En esta función hay un rol clave del Estado y del sector privado, advierte.

Mi principal preocupación no es por el número de profesionales que se está formando, sino por la capacidad que existe para formar buenos ingenieros, sobre todo en la áreas tecnológicas más duras que requieren inversiones de muy alta magnitud, dice.

Uno de los ejemplos destacables de la participación de las empresas en el desarrollo de las carreras más especializadas es la ingeniería en minas, donde la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) está apoyando el desarrollo de las investigaciones que se realizan en la carrera. No obstante, la decisión empresarial de apoyar al financiamiento de la formación de profesionales en esta área sólo se tomó cuando las autoridades de la universidad manifestaron su intención de cerrar esta carrera por los insuficientes recursos que se tenían para su mantención, lo que la hacía insolvente. Y eso que este es un país conocido mundialmente por su sector minero.

Sin embargo, este no es el único caso donde la ingenierías duras necesitan importantes recursos para la investigación. Lo mismo sucede con la ingeniería eléctrica, la civil, la mecánica o la química. Gibson señala que pese a que existen académicos que están en la frontera del conocimiento, la posibilidad de hacer investigación de punta necesita también tecnología de última generación.

El constante cambio que ha sufrido la sociedad, producto del desarrollo científico y tecnológico necesita de personas que puedan adaptarse a nuevas realidades. Es así como, por ejemplo, cuando apareció la computación fueron ingenieros de otras especialidades quienes abrieron este campo en Chile.

Hoy en el país existen variadas posibilidades de reconversión y actualización de conocimientos en el área de la ingeniería. La gran mayoría de las universidades tradicionales poseen programas de magister y doctorados.

La formación que se imparte en Chile está actualizándose constantemente. Estamos abriendo nuestros currículos para introducir los cambios en las tecnologías que se emplea, afirma José Gavilán. Agrega que la formación de ingenieros hoy está respondiendo a las necesidades de Chile.

Los profesionales de estas áreas actualizan sus conocimientos a través de seminarios y congresos, como el aprendizaje a través de cursos cortos sobre temas específicos o en la alternativa de seguir programas de postítulo o postgrado de mayor envergadura para un reciclaje mayor o para adquirir un nivel de especialización avanzado .

Para Jaime Gibson, es difícil imaginar que en un mundo que evoluciona muy rápido un profesional pueda desempeñarse en una misma área por 40 ó 50 años. Se está empezando a observar con alguna fuerza el fenómeno de perfeccionamiento profesional, dice.

El desarrollo de la ingeniería en Chile posee buenas perspectivas.

En la medida que el país se va desarrollando, la necesidad de entregar mayor valor agregado a sus productos hace necesaria la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías que permitan hacer más competitivos a los productos en un mercado donde los criterios de calidad son cada vez más exigentes.

Será el trabajo con los recursos naturales la base del desarrollo en los próximos años. Las ingenierías duras continuarán siendo las que posean mayores expectativas en el mundo laboral, por ejemplo, en minas, química, informática, industrial, electricidad, electrónica o comunicación.

Mientras que algunas ramas de la ingeniería como en industrias marinas, en comercio con especialización naviera, en ejecución, en ordenación ambiental, en ejecución en automatización industrial, en telecomunicaciones, en adminsiatración agroindustrial, en producción agropecuaria, en aeronáutica o bien en computación tendrán un amplio futuro en el mercado.

 
Revista Correo de la Innovación.
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