OPORTUNIDADES |
PROPUESTA DEL INSTITUTO DE INGENIEROS Como continuar creciendo y no morir en el intento
Que no se diga después que el instituto de ingenieros no lanzó el grito de alarma. Con esta advertencia, la Comisión de Creatividad, Conocimiento y Competitividad de esa entidad profesional entregó un documento en el que vaticina el riesgo de que se agote la actual etapa de crecimiento económico del país. No obstante, hace propuestas para conjurar la amenaza.
Eduardo Yentzen |
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La preocupación de los ingenieros se basa en que los mismos informes internacionales que destacan el exitoso crecimiento nacional, también son claros en señalar las deficiencias que ponen en riesgo la sustentabilidad de largo plazo de las tasas de crecimiento y empleo. Los ingenieros aseguran que Chile creció en la última década a contrasensu de las teorías vigentes. Principalmente, basándose en la exportación de materias primas, lo que está desacreditando como fórmula de un crecimiento sólido; con un deficiente sistema educativo y escasa capacidad científica tecnológica; y sin incorporar insumos o bienes de capital a los sectores exportadores de recursos naturales. Todo ello, a partir de un ingreso per capita y un nivel de productividad bajos. Y eso, aseguran no basta. Otra cosa será crecer a futuro, advierten, cuando se haya ingresado a la categoría de país con un desarrollo intermedio. Habrá que incorporar mayor creatividad y conocimiento a la producción, lo que demandará esfuerzos radicalmente distintos en educación, ciencia y tecnología amén de otras áreas, tales como mercados financieros, infraestructura, mercado laboral, y otras, que incidirán también en nuestra futura competitividad. Aunque reconocen que tal vez nos equivoquemos y sí podamos seguir creciendo como hasta ahora, enfatiza que, de todos modos, lo que proponen no será dinero malgastado, pues comprará al país un seguro de supervivencia para el siglo XXI. Debilidades estructuralesLa calidad educacional de la mano de obra es un requisito absoluto para que el proceso innovador se generalice en la economía, se sostiene en el documento. En cambio, el país enfrenta un dramático problema en la educación preescolar y escolar, tanto por carencia de recursos como por contenidos de la enseñanza. Ésta es pasiva, frontal, descontextualizada, no favorece el trabajo en equipo ni la creatividad colectiva, es desmotivadora y no enseña a resolver problemas. La gestión del sistema educativo es centralizada, rígida y burocrática. Además, existe un abismo entre la enseñanza privada y pública; la sociedad civil no contribuye a la enseñanza pública ni esta última incorpora indicadores de productividad y desempeño.Todo ello incide en el bajo nivel educacional promedio de los trabajadores, lo que limita seriamente la incorporación de nuevas tecnologías en el sector productivo, el aumento de productividad, y el incremento en remuneraciones de los trabajadores menos calificados. El diagnóstico en este ámbito no es alentador. Muestra una débil infraestrutura científica y de posgrado, pues aunque la productividad científica es la más alta de Latinoamérica, es diez veces inferior a la de países industrializados. Esto determina una masa crítica de investigadores de calibre internacional muy pequeña para las aspiraciones de inserción en una economía internacional. De hecho, no se envían estudiantes a perfeccionarse en el extranjero, lo que sí hacen los países del sureste asiático. Otro pero es la poca capacidad innovadora en muchos estratos del sector productivo. En los países industrializados, por ejemplo, entre el 50% y el 80% de la infraestructura y de los recursos humanos de investigación e innovación se encuentra en el sector productivo, contra una probable cifra menor al 20% en Chile. Igualmente, existe atraso en la modernización del sector público, legislativo y judicial, persistiendo la herencia histórica de ausencia de indicadores de desempeño, presupuestos desvinculados de planes, escasez de recursos y bajos salarios, trabas burocráticas y legales, estatutos laborales arcaicos, baja productividad y calidad del servicio, baja moral y deficiente clima organizacional. Un mundo de oportunidadesFrente a estas debilidades estructurales, es importante considerar que ellas constituyen, simultáneamente, zonas de oportunidades, ante las que se debe emprender una acción decidida para enfrentar con éxito la siguiente etapa.El documento enseña la altísima rentabilidad social de la inversión en educación y la relación entre el grado de educación de la fuerza laboral y su productividad. También, destaca la necesidad de contar con una capacidad científica que permita acceder idónea y oportunamente al conocimiento que podamos requerir desde otros países para diversos fines. Al estado se le asigna el papel de contribuir en el fomento a la competitividad de las empresas, dado el alto retorno o beneficio social y el derrame tecnológico hacia la sociedad. Además, se debe apoyar la competitividad a través de aportes a la ciencia y tecnología. Toda esta acción, propone el Instituto de Ingenieros, debería someterse a evaluaciones periódicas y rigurosas. En lo concreto, dicen los profesionales, debería desarrollarse una industria de la educación con servicios didácticos: producción de materiales, software, juegos, textos, conectividad y outsourcing de servicios, tendientes a convertir a Chile en un gran centro internacional para el desarrollo de sistemas educativos en idioma español. Hay que incorporar las tecnologías emergentes en los programas educativos, donde ya están demostrando aumentos gigantescos en la capacidad de retención y comprensión de los alumnos. Ellas, aseguran, traerán cambios radicales en la relación profesor- alumno y en el reentrenamiento de profesores. Otra frontera de oportunidad está en el desarrollo del sector servicios y de todas las tecnologías blandas de gestión asociadas, en las que se ha demostrado una notable ventaja. Asimismo, hay que aprovechar algunos nichos productivos tales como el potencial acuícola, los encadenamientos productivos que puedan generar las actividades minera, agrícola y forestal y, finalmente, el desarrollo de tecnologías precompetitivas de carácter sectorial, tales como semillas y variedades certificadas, ahorros de energía, explotación del bosque nativo, recuperación de zonas áridas y otros. Esta es una oportunidad histórica de convertir a Chile en un centro financiero, para América Latina y para la interacción con la Cuenca del Pacífico, manifiestan los ingenieros. Proponiendo solucionesPara hacer realidad estas oportunidades, el documento de la Comisión postula una serie de propuestas separadas en dos ámbitos.
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