OPINAN
 
DRAMA CIBERNETICO EN TRES ACTOS

Faride Zerán

Uno Cansado de transitar por las Supercarreteras de la Información, rodeado de aparatos que le permiten conectarse con el mundo sin abandonar su casa, agobiado de tanta oferta que atiborra su computador en el que se le ofrece comprar lo inimaginable sin moverse de su pieza, el chileno del siglo XXI se preguntará para qué diablos sirve la cibernética, si finalmente sabe menos que su abuelo, si está más sólo, si sus relaciones afectivas siguen en crisis y, más aún, si la vejez y la muerte continúan acechándole como al primer hombre que pobló la tierra.

Dos Una tarde de invierno, más gris que nunca a causa del smog, recorrerá la autopista de alta velocidad construida en lo que ayer fue el lecho del río Mapocho.

Santiago. Amnésico ante una historia que borró, condenado a la soledad de quien no tiene recuerdos, y desencantado como el mejor exponente del siglo anterior, pulsará el botón del teclado que lo conecta con el Centro de Opinión Ciudadana, donde expresará su descontento.

Descontento porque no es feliz, porque nadie lo visita, porque ve a sus hijos solamente a través de una pantalla, porque su mujer lo abandonó, porque hay inseguridad ciudadana y los grupos marginados en los años de bonanza, ahora organizados en bandas, son dueños de la calle real confinándolo a él a una vida virtual.

Tres La pantalla se enciende a la hora de las noticias, y una voz le indica que en la ciudad de los artistas y de la cultura, donde han emigrado los creadores cansados de las promesas y de la estupidez del mundo oficial, se presenta un remake de la obra de un autor del siglo pasado y de apellido Wolf, llamada Los invasores.

La voz comenta que cualquier semejanza con lo que ocurre en la actualidad es simple coincidencia, ya que es falso que los pueblos repitan su historia. De paso, recuerda la última frase del gobernante de turno, un nieto del capitán general que al ver las consignas subversivas de ¿el último apaga la luz! pintadas en los muros de la ciudad, determinó que la nostalgia es traición a la patria.

 
Revista Correo de la Innovación.
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"Quiero apostar a que en diez años más Chile será menos estúpido y, por la tanto, menos arrogante".