La Compañía Minera Disputada de Las Condes es una empresa de muchas toneladas que cuenta con más de 80 años de vida y el apoyo de una poderosa multinacional.

Su historia comenzó en 1916 con las primeras faenas extractivas que en la región precordillerana de la zona central realizaban pequeños pirquineros. Su propiedad estuvo dominada por capitales franceses hasta 1971, año en que fue nacionalizada y pasó a Enami.

Sin embargo, siete años más tarde, tras un proceso de licitación internacional, se privatizó, quedando en manos de sus actuales propietarios, la multinacional estadounidense Exxon Corporation.

Desde entonces se han invertido alrededor de US$ 1.000 millones en nuevas tecnologías y sistemas de gestión. A mediados de los ochenta, la compañía decidió incorporar a los sindicatos como agentes del cambio bajo un esquema de "ganar-ganar", que ha significado la participación de los trabajadores en el mejoramiento de los procesos y una consecuente mejora en las remuneraciones a través de bonos e incentivos. En 1991, la empresa decidió adoptar el "mejoramiento continuo" como forma de administración y comenzó a invertir fuertemente en capacitación del personal y en mejorar los procesos, el trabajo en equipo y la satisfacción del cliente. Cinco años después se firmó, en el marco de una Alianza Estratégica de gerencia y sindicatos -el 95% de la fuerza laboral está sindicalizada-, un contrato colectivo a seis años con novedosos sistemas de participación, así como de ajuste y composición de las remuneraciones.

Actualmente, la empresa cuenta con dos faenas extractivas en las que se obtiene cobre y se produce el concentrado, y una fundición en la que se elabora el cobre blíster. Buena parte de este producto es exportado a través del Puerto de San Antonio a Japón y Europa, sus principales mercados externos. Como subproducto, la empresa también comercializa importantes volúmenes de ácido sulfúrico.

 
Revista Correo de la Innovación.
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