VISION |
PRIMER PELDAÑO EN LA CAPACIDAD INNOVATIVA El Arte de Preguntar
¿En qué se parece un sabio, un niño, un poeta y un innovador? En que saben hacer buenas preguntas. Neruda enseña a preguntar en su "Libro de las Preguntas" a los niños. Nosotros lo hicimos con los adultos.
Eduardo Yentzen P. |
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Quienquiera abrir las puertas de su capacidad innovativa, hará bien en conseguir una buena llave. Aquí le mostramos una: el arte de preguntar. Felipe, uno de los amigos de Mafalda, le confidencia en estado de schock que ha descubierto que cuando la profesora le hacía una pregunta, no era que ella no supiera la respuesta. Este ingenioso 'gag' de Quino ilustra la línea fronteriza entre dos mundos de preguntas: las que interrogan sobre lo que la humanidad ya sabe, respecto de las que lo hacen sobre lo que no sabe. Todo el sistema educacional, y la mayoría de la sociedad, pregunta lo que la humanidad ya sabe. Sólo dos segmentos escapan a la regla: los sabios y los niños. Hay un tercero, diría Neruda: los poetas. Querríamos incorporar un cuarto: los innovadores. Pero ¿cómo? Haciendo buenas preguntas. ¿Por qué cuando un profesor recibe una pregunta que no sabe responder, sufre una crisis de pánico, y acude a una estrategia defensiva: reprochar al niño su pregunta como inadecuada, ambigua o fuera de lugar? Con eso pone una lápida a la innovación creativa. Las preguntas que no tienen respuesta abren puertas a mundos nuevos, y allí pueden estar las soluciones que en nuestro mundo no pudimos encontrar. ¿Será redondo el mundo? No lo creo. Neruda enseña a preguntar en su obra "El libro de las preguntas", ¿y quién mejor para responderlas que los niños? La profesora Victoria Castro ideó hacer las interrogantes de ese libro de Neruda a niños de siete y ocho años. ¿Su apuesta?: "el niño crea si se le permite ejercer su magia, porque vive en sus galaxias, colgando entre los sueños y lo imposible". Entonces Neruda preguntó, y los niños respondieron: "Dime ¿la rosa está desnuda o sólo tiene ese vestido?"
El niño en el adultoPero los escépticos dirán: eso ya lo sabemos. Es vox pópuli la creatividad de los niños. (Vox pópuli es también cómo se la va anulando, pero ese es otro tema).Volemos más lejos entonces. ¿Habrá sobrevivido el niño creativo en el alma del adulto? Hicimos entonces algunas de las mismas preguntas de Neruda a adultos, invitándolos a que respondieran desde 'su niño interior'. Y milagro, la creatividad -el 'camino regio' a la innovación- yacía allí dormida; para despertarla no se necesitaba más que buenas preguntas. Entonces Neruda preguntó, y los 'niños de los adultos' respondieron: ¿Quién canta en el fondo del agua en la laguna abandonada? ¿Qué pasa con las golondrinas que llegan tarde al colegio? ¿Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas? ¿Por qué los inmensos aviones no se pasean con sus hijos? Pero los impacientes todavía arguyen: seamos prácticos. Estamos situados al interior del paradigma modernizador, con una propuesta de innovación, para contribuir al desarrollo del país. Preguntemos entonces, ¿cuáles son las buenas preguntas que puede hacerse un innovador? Sea pues, preguntemos. Los que innovaron, ¿qué pregunta se hicieron? ¿a qué pregunta sin respuesta respondieron?, ¿y a qué miedos enfrentaron? Dejemos como pregunta de despedida un verso del poeta chileno Erick Polhammer: "Algo que no tiene nombre le ha ocurrido al gallo; el que sea gallo que le ponga nombre". Revista Correo de la Innovación. Copyright © 1997 |
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