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PRODUCTIVIDAD
Bacterias obreras

Pequeñas trabajadoras invisibles limpian el mineral del cobre en Chile y construyen piedras en Francia.


Trabajan las 24 horas del día, no se enferman, trabajan en condiciones de alto riesgo y no hacen huelga. De hecho, no las hacen porque para eso viven. Son bacterias, comedoras y constructoras de átomos, de partículas, oxigenadoras. De paso, son quienes permiten que la industria del cobre nacional siga siendo la más competitiva del mundo.

El uso de bacterias ha sido un paso más en el desarrollo de la innovación tecnológica más exitosa efectuada en Chile, al menos en términos de retornos y de importancia económica: la lixiviación a escala industrial cobre. Este proceso sustituye o complementa al sistema tradicional de concentración, rompimiento y liberación del mineral, por un sistema de ataque con ácido en el que el cobre se disuelve y pasa a formar una solución. Al ser más barato ha significado importantes ventajas económicas al país: implica retornos mucho más significativos a las empresas y al Estado a través de impuestos, además de eliminar el contaminante proceso de fundición. Se calcula que genera un negocio en torno a los US$ 1.500 millones de utilidades anuales para Chile.

Cerca del 10% del cobre chileno actual es producido a través de lixiviación bacteriana, porcentaje que podría subir al doble a fines de siglo.

Algunas bacterias limpian, otras construyen... Así, recientemente, en Francia, un equipo del laboratorio de geomicrobiología de la Universidad París IV observó que ciertas bacterias del subsuelo podían crear minerales y rocas. Tras diversas experiencias en las cuevas de Arcy-sur-Cure, se ha propuesto utilizar estos microorganismos para luchar contra el mal de la piedra que asola numerosas catedrales y construcciones en toda Europa.

 
Revista Correo de la Innovación.
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