PIONEROS  
INDUSTRIALIZACION DEL SALITRE
La explosión del oro blanco

Hace casi 150 años se fabricó la primera maquinaria a vapor que permitió desarrollar la industria del nitrato de sodio. El ingenio nacional de Pedro Gamboni y el conocimiento extranjero de Santiago Humberstone lograron modernizar e impulsar la otrora importante industria del salitre.


Carolina Trejo

Esa noche, al encender una fogata, los dos indígenas se asombraron al ver cómo la tierra ardía a su alrededor. Sorprendidos, recogieron un puñado del misterioso suelo y se lo mostraron al cura de Camiña, quien sin mayor interés lo arrojó al patio de su parroquia. Al tiempo en ese lugar, plantas y flores crecieron con rapidez y energía.

Sin saberlo, estos tres hombres estaban frente a lo que se transformaría en el material básico para la fabricación de la pólvora y en el fertilizante más eficaz de la época: el salitre. Con esta leyenda, recogida por diferentes autores, se dio inicio a la larga y sinuosa historia del mineral norteño, que comenzó su etapa de industrialización con la incorporación de la máquina a vapor patentada por Pedro Gamboni en 1853.

Gamboni nació en Valparaíso en 1825, teniendo como padre a un próspero comerciante porteño. Según sus biógrafos, tuvo desde joven claras inquietudes científicas, lo que lo llevó a viajar a Estados Unidos a especializarse en química. Con escasos 25 años y habiendo recorrido las industrias del país del norte, arribó al entonces puerto peruano de Iquique, donde entabló relaciones con industriales de la zona y se dedicó a la producción salitrera.

A poco de iniciarse en este rubro de la minería, Gamboni se interesó en el estudio del proceso de explotación del mineral, dividido en dos grandes etapas, extracción y elaboración. El joven minero se concentró en la última fase del proceso, descubriendo varias deficiencias. En una ocasión, instalado en la oficina de paradas, como se le llamaba a las rústicas instalaciones donde se realizaba la disolución del salitre, Gamboni observó cómo dos operarios se ocupaban de limpiar los fondos donde hervía el mineral, los que quedaban con una gruesa costra de sal adheridas a sus paredes. Los dos hombres recalentaron las calderas y le echaron agua fría, para que con el cambio brusco de temperatura se rompiera la capa salina. Sin embargo, uno de los fondos se partió. Así lo describió Oscar Bermúdez en su Historia del Salitre, agregando que este tipo de accidentes se daba por la precariedad del sistema de elaboración utilizado en ese momento.

Pampa, vapor y 'cachuchos'

El químico porteño diseñó un nuevo sistema de elaboración del salitre, en el cual suprimió el fuego directo en el proceso de lixiviación y lo reemplazó por un sistema a vapor. Gamboni, ya establecido en la Pampa nortina, construyó una máquina que básicamente consistía en recipientes o estanques de fierro, de mayor tamaño y en forma de cono invertido, a los que a partir de esta modificación se les conoció como cachuchos. Estos nuevos fondos disolventes tenían ambos extremos abiertos: por la abertura superior se introducía el caliche, al que se le inyectaba directamente vapor de agua por el orificio inferior a una presión de entre 30 y 50 libras. Con este procedimiento se logró una disolución del salitre más rápida y una mayor eficiencia en el uso de la energía, lo que significó un aumento de 25 veces en la capacidad de procesamiento de las antiguas plantas salitreras.

En 1853, Gamboni solicitó al gobierno peruano la patente de privilegio para la explotación de su sistema, la que le fue otorgada en noviembre de ese año luego de varios informes periciales que reconocían las utilidades y economías que se han comprobado del nuevo método, como certifica el acta de otorgamiento de la licencia expedida por las autoridades de la época. Recordemos que, para la fecha, esta zona estaba bajo la jurisdicción peruana, situación que cambiará luego de la Guerra del Pacífico, conflicto que finalizó con el traspaso de estos territorios a la administración chilena.

Gamboni innovó el viejo método de elaboración del salitre que se había usado desde la colonia con la creación de un sistema de disolución rápida y pura de este mineral, mejorando la calidad y cantidad de la producción. Según señala Julio Pinto, director del Departamento de Historia de la Usach, el sistema de máquina, patentado por Gamboni, fue responsable de la primera revolución salitrera, que incorporó a esta minería a la era del vapor y a la producción a gran escala.

Con el nuevo sistema, las exportaciones de nitrato de sodio crecieron en un 145% y la construcción de la nueva tecnología se expandió a otras oficinas. Comenzó la primera migración de mano de obra a la zona, aumentando la cifra de trabajadores que se desempeñaban en este rubro, que hasta ese momento se contrataban en la misma región. Con la creación de la oficina de máquinas, la mano de obra prácticamente se triplicó, alcanzando sobre los 30.000 trabajadores en los períodos de mayor auge de esta minería.

El impresionante auge en las exportaciones del mineral produjo un impulso en la búsqueda y explotación de nuevos yacimientos. En la década de 1870/80 se descubrieron salitreras en Antofagasta, Tarapacá, Taltal y Aguas Blancas, yacimientos que comenzaron a explotarse con las nuevas técnicas. De este modo se iniciaba un proceso de industrialización en términos modernos.

No obstante los avances alcanzados por el sistema de máquina, el procedimiento de lixiviación de Gamboni perdía eficiencia: ya no se encontraban caliches de altas leyes, superiores a 30% de nitrato. Por tanto, era necesario investigar y mejorar nuevamente la faena minera.

La segunda revolución salitrera

La creciente demanda extranjera unida al agotamiento de los caliches de mejor ley, llevaron en 1876 al ingeniero inglés Santiago Humberstone a estudiar y aplicar un importante adelanto en la industria del salitre: el sistema Shanks.

Humberstone llegó al puerto de Pisagua en enero de 1875, comisionado por la empresa salitrera inglesa Hainsworth y Cía. Nacido en Dover en 1850, estudió en la Real Escuela de Minas de Londres donde se especializó en ingeniería química. A los 25 años de edad poseía una vasta experiencia en el campo científico que lo llevó a ser contratado como ayudante de químico por la compañía mencionada. La repentina muerte del jefe del laboratorio lo convirtió en el operario a cargo de las investigaciones de la minera. Con antecedentes sobre la Pampa y sus formas de trabajo, comprobó los problemas que presentaba la elaboración del salitre.

Una vez instalado en la oficina San Antonio, que funcionaba con el sistema implementado por Gamboni y que por 20 años fue el más útil para esta industria, Humberstone observó la gran pérdida de nitratos en los ripios y las borras que el sistema de máquina presentaba. La solución que Humberstone encontró para este problema fue la adaptación a la industria salitrera de un procedimiento químico utilizado para otras faenas. El químico inglés adaptó el método creado en Inglaterra por James Shanks para la fabricación del carbonato de sodio. Propuso eliminar el sistema que calentaba el salitre con vapor abierto y reemplazarlo por uno de menores calorías que funcionaba a base de serpentines colocados circunvaladamente. El invento se tradujo inmediatamente en una producción de salitre de mejor calidad y a menor costo.

Con la adaptación del sistema Shanks, Santiago Humberstone dio comienzo a una nueva etapa de industrialización de la minería salitrera que permitió la mecanización de otras faenas de esta minería. Un ejemplo lo constituyen las actividades del propio ingeniero, quien no sólo se dedicó a la experimentación química. Casado con la sobrina del socio-gestor de la empresa minera, John Syers Jones, administró la oficina de Santa Ana y más tarde La Primitiva, oficina de Juan Tomas North, denominado el rey del salitre. En 1892 creó la Compañía de Salitres y Ferrocarril del Agua Santa desde la cual habilitó el muelle Caleta Nueva, instaló andariveles, construyó un ferrocarril, introdujo el petróleo en la Pampa para producir energía eléctrica e instaló filtros al vacío para la separación y aprovechamiento de los finos. La experiencia de Humberstone se repitió en el resto de las oficinas, las que modernizaron sus métodos de trituración, elaboración y transporte del mineral.

Todos estos adelantos fueron resultado directo de la incorporación del sistema Shanks que transformó a esta industria en un negocio rentable, y que en la década de 1880/90 comenzó a recibir fuertes inversiones extranjeras. Ello debido también a que después de la Guerra del Pacífico la industria salitrera experimentó cambios en la propiedad de los yacimientos y las oficinas. Estos capitales, junto con la nueva tecnología de Humberstone, permitieron un incremento de la producción minera, transformando paulatinamente a esta actividad, a través del derecho aduanero, en el principal financiamiento del Estado chileno.

Humberstone permaneció en la actividad salitrera hasta 1925, dedicando 64 años de su vida a la producción del que fue considerado el oro blanco chileno, puesto que en su época de esplendor llegó a financiar casi dos tercios del presupuesto nacional. El salitre se convirtió en un polo de atracción para inversionistas, trabajadores y personalidades diversas, además de generar un centro de actividades económicas y artísticas.

Comprobamos así que las innovaciones tecnológicas implementadas por Pedro Gamboni y Santiago Humberstone resumen una época de expansión del salitre en el siglo XIX, la que comenzó en 1830 con la primera exportación de este mineral a Francia.

El resto de la historia es triste. A poco andar del siglo XX, el descubrimiento del salitre sintético por químicos alemanes derrumbó de un golpe a la industria chilena.

 

 
Revista Correo de la Innovación.
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El sistema de 'paradas'

Antes de la incorporación del sistema de Gamboni, el proceso de lixiviación, o separación de los nitratos de sodio del resto del material por medio de agua, se realizaba por el sistema de paradas. Este consistía en sencillos fondos o calderas de fierro que se colocaban de a dos en una hornilla común, cada uno de un diámetro de 1,25 metros, una profundidad de no más de uno y con una capacidad aproximada de 650 litros. Fue esta colocación en pares lo que le otorgó el nombre de oficina de paradas.

Después de llenar los fondos con caliche y agua, se les sometía al calor de un fogón de piedra alimentado por leña o carbón y se les dejaba hervir durante algunas horas. El hervor duraba hasta que se formaba una película salina en la superficie y cuando la temperatura del cocimiento mostrara un grado suficiente de saturación. En seguida, la solución de salitre se sacaba con cucharones y se depositaba en estanques, donde el líquido clarificado pasaba a las bateas para su cristalización, eliminándose los ripios sobrantes, los que se retiraban recalentando los calderos. El material seco se colocaba en sacos y se transportaba en animales a los puertos cercanos para su exportación.

Como señala Julio Pinto, director del Departamento de Historia de la Usach, este sistema de elaboración artesanal presentaba limitaciones técnicas importantes, porque sólo permitía recuperar los caliches de más alta ley, perdiéndose importantes proporciones de mineral en los ripios, además de un uso dispendioso de combustible. Por esto, cuando la demanda por el salitre aumentó, debido a la Guerra de Crimea de 1853 y a su valorización como abono en la agricultura europea, todo ello en un contexto de encarecimiento del carbón importado, fue necesario adoptar un nuevo procedimiento más eficiente de elaboración del mineral, explica.

 

El sistema de Humberstone

El procedimiento implementado por Santiago Humberstone, conocido como sistema Shanks, consistía en calentar la mezcla y el agua sin llegar a una ebullición descontrolada, como se presentaba en el sistema de máquinas. El calor lo suministraban los serpentines, tuberías de fierro cerradas que penetraban los cachuchos y que se colocaban al interior en su contorno de una o dos corridas. Por allí circulaba el vapor, el cual posteriormente volvía al caldero para seguir rotando. Esta innovación aplicada en la oficina San Antonio permitió aumentar su producción de 18.000 quintales al mes a 27.000 quintales con la mitad de insumos.

Como explica Jorge Pérez, asesor de procesos hidrometalúrgicos de Codelco, con la innovación realizada por Humberstone se produjo un gran adelanto tecnológico. Se pudo trabajar caliches de menor ley, puesto que la isoterma de temperatura del proceso de lixiviación disminuyó de 80º C a 60º C, facilitando la disolución del material más impuro. Este cambio se tradujo en un aumento de la productividad, una reducción de los costos de energía calórica y una definición más precisa de los procesos unitarios que participaban en todas las etapas de elaboración del mineral.