ESPECIAL  
Ecoetiquetado
Productos nacionales "verdes": un pasaporte seguro

Basado en las nuevas condiciones del mercado internacional, la Cámara 
de Comercio de Santiago creó un sello ecológico para diversos productos, que los diferencia en el mercado de otros similares.

 

La fuerza adquirida por el tema ecológico en los mercados mundiales puso nuevos desafíos a los productos de exportación chilenos. En respuesta, la Cámara de Comercio de Santiago hizo un estudio de la situación en 1996 y detectó la necesidad de establecer una estrategia al respecto.

Claudio Ortiz, gerente general de la entidad, señaló  que en los mercados foráneos, los consumidores revelaban preferencias por productos ambientalmente amigables, identificados con sellos verdes. Al no contar nuestros productos con estos distintivos, corrían el riesgo de no ser elegidos.

A partir de ello, la Cámara creó un sistema de ecoetiquetado. Se trata de un sello que se imprime sobre el producto, y lo diferencia en el mercado de productos similares, a partir de criterios ecológicos.

En una primera etapa, el programa estuvo dirigido al sector exportador, porque permitía competir en igualdad de condiciones con los proveedores que tienen acceso a sellos internacionales. Sin embargo, en un segundo paso, se introdujo el sistema en el mercado local, para orientar las decisiones de los consumidores e incentivar a los productores por incorporar la producción limpia.

El programa de ecoetiquetado determinó estándares y requisitos ambientales para los productos y creó diversas categorías. Para obtener el sello en etiquetas y embalajes, los productores deben postular a él. La Cámara determina si el producto cumple con los requisitos y, de ser aprobado, se recibe el sello con una licencia por dos años, por la que se paga un costo de administración anual.

Ortiz destacó que el sistema promueve la transparencia sobre los procesos productivos de las empresas, convierte el tema ambiental en una herramienta de competitividad e incentiva la adopción de tecnologías limpias, promoviendo una cultura ecológica o de consumo sustentable entre la población.

En el plano internacional, el ecoetiquetado se percibe como una herramienta de competitividad para los exportadores chilenos, que tomará fuerza en los próximos años, evitando acusaciones de dumping ecológico, y promoviendo una imagen-país de producción limpia.

 
Revista Correo de la Innovación.
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