Los residuos líquidos, las emisiones, los ruidos y el polvo interno eran los mayores problemas de esta compañía, por lo que atacaron estos puntos con fuerza. Incorporaron un sistema de control húmedo, denominado scrubbres, una especie de duchas finas por las que pasan los humos y se produce un atrapamiento del particulado. En el tema de la combustión, sustituyeron el petróleo por gas natural e incorporaron oxígeno. La mezcla disminuye el consumo de combustible, elimina  las partículas y otros gases anexos como el azufre.

Además, y dada la naturaleza de los gases, se cambiaron los sistemas húmedos a secos, garantizando una menor emisión y la casi nula eliminación de residuos líquidos. Por otra parte, el uso de quemadores de gas con oxígeno redujo notablemente el ruido ambiental, y se usaron turboventiladores para encapsular el ruido y luego eliminarlo. El polvo interno se atacó mejorando la calidad de los filtros, logrando reducirlo prácticamente a cero. 
Estos cambios significaron un gasto sobre los US$ 600 mil, lo que la dirección de la empresa asume como una inversión a largo plazo.

La empresa también se ha abocado a reciclar parte de sus desechos sólidos, como secos, maxi-bags y pallets, siempre con el objetivo de ahorrar costos. Y, entre los proyectos a futuro, se encuentra el de reciclar parte del agua que usan en otros procesos para utilizarla internamente.