El comercio y la liberalización comercial ayudan a estimular la innovación en forma directa —y así contribuyen al crecimiento económico— en cinco formas.
El comercio aumenta la competencia y por consiguiente el incentivo, y en algunos casos los medios, para innovar. Se ha demostrado que una competencia más fuerte tiene efectos especialmente poderosos en la productividad de los países alejados de la frontera tecnológica.