PIONEROS  

Volver a empezar

Desmadryl comenzó con ocho personas a fabricar calzones de goma, luego se hizo importador para volver otra vez a producir. Hoy, su mercado es Latinoamérica.


Cuando Sergio Desmadryl era adolescente, vendía globos multicolores a la salida de el zoológico todos los fines de semana. De lunes a viernes, compraba calzones de goma a la fábrica donde su padre era uno de los endeudados accionistas y los ofrecía en farmacias camino a sus estudios.

Aquellos días de vacas flacas donde hacía de todo ya pasaron; Desmadryl está hoy instalado en la abundancia, tras suscribir un ventajoso contrato con la multinacionalidad Disney, para distribuir sus productos en América Latina.

Como empresario emprendedor no puede exhibir una patente o fórmula mágica, pero sí grandes dosis de esfuerzo y un claro sentido de la oportunidad.

En efecto, Desmadryl es de esos hombres que pueden presumir de haber estado en el lugar justo en el momento adecuado, para cazar un negocio o cerrar un acuerdo ventajoso. A ello añade una gran dosis de persuasión y de anticipación de los acontecimientos.

Así ocurrió en 1974, cuando Desmadryl se hizo cargo, junto a su padre y un hermano, de la empresa Argos que estaba quebrada.

Los restantes accionistas se mostraron escépticos ante su propuesta de arrendar las instalaciones para fabricar exclusivamente calzones de goma. Pero su poder de convencimiento pudo más y éstos accedieron. Así, Desmadryl comenzó con ocho personas a fabricar calzones de goma, de manera absolutamente artesanal y con materias primas sobrantes. Su idea era fabricar sólo lo que se podia vender.

En los siguientes cinco años debió lidiar con las importaciones de productos similares, tras la rebaja de aranceles. Lejos de amilanarse como otros empresarios que pedían la protección estatal optó por dar un paso impensodo: convertirse él mismo en importador. Hizo suya entonces aquella máxima que recomienda sumarse al enemigo si no puedes con él.

Pero Desmadryl previó que esta fase no duraría mucho tiempo e invirtió las ganancias en maquinarias. Así, la crisis del ´81 lo encontró bien instalado y sin deudas. Dejó entonces de importar y volvió nuevamente a lo suyo: la producción.

Esta capacidad de anticiparse a los hechos es, para Desmadryl, condición fundamental para sobrevivir. Afirma que un innovador debe tener un aído bastante fino para percibir qué música es la que viene, de forma de estar listo para bailarla cuando llegue el momento.

Cambio de giro

Los calzones de goma representaban al principio el 90% de las ventas, y con ellos salía a todas las ferias para mostrar sus productos y hacer contactos.

Así supo que el pañal desechable invadía los mercado. Y quizo probar. Pero tras darle vueltas durante cuatro años, descartó la idea. En canbió, otra nueva prendió en él: fabrica guantes quirúrgicos, ya que los que ofrecía el mercado local eran deficientes; además existía la posibilidad de exportar.

Durante tres años recorió el mundo recogiendo información para este proyecto, pese al secretismo que impera en este tipo de fábricas a nivel mundial.

En 1990 montó la industria, diseñando en casa toda la maquinaria necesaria, lo que lo hizo merecedor, en 1991, del Premio al Desarrollo, que otorga la Sociedad de Fomento Fabril, SOFOFA.

Un año despúes de incursionar en la fabricación de los guantes quirúrgicos, Desmadryl inició conversaciones con Disney, con la que hoy mantiene un contrato regional por cinco años, para comercializar en América Latina productos de goma con imágenes del ratón más famoso del mundo.

A la luz de este nuevo proyecto, optó por vender la planta de guantes e iniciar como un grande la conquista de América, con productos infantiles con el sello Disney. Empezó el ´92 con Chile, el 93 con Argentina, y el ´95 se expandió a toda Sudamérica y Centroamérica.

Su idea originaria fue buscar una marca paraguas que le permtiera llegar a otos países en los que Argos no significaba nada para los consumidores. Pero todo cambió cuando descubrio que una pequeña empresa que había adquirido en Argentina tenía un contrato incipiente con la empresa norteamericana de la diversión. Fue el principio.

La capacidada para procesar información y la energía que pone en sus proyectos hacen difícil suponer hacia dónde apuntará Desmadryl despúes del 2000. La estabilidad financiera de que gosa su empresa -confiesa alergia al endeudamiento bancario- y su capacidad de adaptación a los cambios externos hacen pensar que, por lo menos, ya tiene nuevos planes para aprovechar esa coyuntura histórica que es la asociación de Chile al Mercosur.

 
Revista Correo de la Innovación.
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PERFIL DE UN INNOVADOR

A Sergio Desmadryl todo se le ha dado temprano en la vida: empezó en las ventas a los 14, se casó a los 21, tuvo su primera sociedad empresarial a los 23 y fue abuelo a los 40. Hoy reparte su tiempo entre su empresa, su nieta (4 años), sus hijos (21, 20, 18 y 13 años), el squash (2 veces por semana), su casa en Vichuquén y los vuelos de los sábados por la mañana en avioneta particular.

Tal vez por eso se le ve activo, pero relajado. Pero no es que a Desmadryl le falten dolores o cicatrices, tanto en su vida empresarial como familiar. Sin embargo, con ese aire de quien no le teme a los cambios, declara abiertamente que está en una búsqueda desesperada de un equilibrio de la vida, de repartir sus energías entre lo personal, lo familiar y el trabajo.

Por eso aunque sabe que ha tenido etapas muy "trabajólicas" en su vida, desde los 40 tomó conciencia de la necesidad de bajar su ritmo de trabajo porque "aquello fue una estupdez; no es un ejemplo para nadie y, francamente, me arrepiento de haberlo hecho", confiesa.

 

MICKEY Y MINNIE

El contrato de Disney con la Chilena Argos es el primero de este tipo e implica ceder al socio chileno el uso de las adorables imágenes de Mickey y Minnie en productos infantiles que pueden comercializase en toda Sudamérica y Centroamérica.

Argos está bien preparada para sacarle trote a esta asociación comercial, ya que cuenta con filiales en Argentina, Paraguay, Miami, Brasil y, pronto, en Perú. Para este año, la empresa proyecta ventas por 25 millones de dólares, lo que significa un 35% más de las logradas en 1995.

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