Estas dos columnas de Alejandro Ruelas-Gossi, profesor de estrategia en la UAI, fueron publicadas en el blog de la revista Harvard Bussines Review (HBR). Abordan dos temas: por un lado los problemas de enfoque e incapacidad de adaptarse al cambio exhibido por los mercados globales que han afectado el sistema productivo mexicano, y por otro, los desafíos de la economía colombiana para reconsiderar sus planes económicos, ahora que la recesión global ha terminado.

Síndrome de la maquiladora en México

Cuando México firmó el Tratado de Libre Comercio en 1994 todo indicaba que se convertiría en una de las mayores economías del mundo, pero no ha podido cumplir con esa promesa. No sólo enfrenta problemas como la corrupción sistémica que, según algunas estimaciones asciende al 20% del PIB, o la delincuencia organizada. Por encima de todo, hay una grave escasez de empresas innovadoras. La razón hay que buscarla, según Alejandro Ruelas-Gossi, en el síndrome de las maquiladoras (termino asociado a agricultores que antiguamente, debían pagar con un porcentaje de sus cosecha al molino que les ayudaba a procesar el grano). México se convirtió en un excelente punto de fabricación para empresas de todo el mundo, pero esto los golpeó fuerte en todo lo relacionado con una descuidada inversión en I+D. Dicho problema quedó al descubierto cuando China, Vietnam y Malasia, se convirtieron en polos mucho más baratos donde mandar a fabricar casi cualquier cosa.

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• Síndrome de las maquiladoras.

Cómo Colombia puede dar vuelta su economía

Si bien la economía colombiana creció 5,5% en promedio entre 2002 y 2007, con las inversiones extranjeras llegando al récord de US$10 mil millones en 2008, la débil demanda de exportaciones y la crisis financiera en los EE.UU., mermaron el crecimiento cafetero dejándolo en sólo 2,6% en 2008. Ruelas-Gossi, detalla cómo el gobierno de Uribe redujo los controles de capital obteniendo líneas de crédito fresco, alentando a los exportadores a diversificar más allá de los Estados Unidos y Venezuela y Colombia. El concepto de valor agregado fue uno de los más notables progresos que se han conseguido hasta ahora.

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