Innovación en Chile

Ingreso de Chile a la OCDE: un 7 para nuestras políticas públicas

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Orlando Jimenez B.

Ph.D en Economía Política de la Universidad de Oxford, fue asesor del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Cepal. Ha trabajado en el Gobierno como asesor del ministro de Economía, y en la Corfo, en el tema de atracción de inversiones en energía renovable y en industrias de base tecnológica. Actualmente es jefe de la División de Innovación en el Ministerio de Economía.

El 15 de diciembre pasado tuve el privilegio de participar en la ceremonia en que se hizo entrega formal al Gobierno de Chile, en las manos del ministro Andrés Velasco, de la invitación para que el país ingrese como miembro pleno a la OCDE.
 
A pesar de que, en lo personal, considero dicho suceso como un “notición”, la verdad es que la cobertura mediática fue relativamente pobre y, francamente, con un nivel de análisis más bien modesto, tema a ratos demasiado frecuente en nuestro país.
 
Sin el ánimo de escribir un tratado sobre el particular, me interesa compartir algunas reflexiones que me surgen como espectador privilegiado, toda vez que me tocó representar al país en el proceso de ingreso a la OCDE en los temas de innovación, dada mi calidad de Jefe de Innovación del Ministerio de Economía.
 
Para partir, lo obvio es preguntar ¿qué gana el país como miembro de la OCDE? En lo económico, lo más simple y concreto de explicar es que generará una baja del riesgo país, lo cual tiene el efecto directo de incentivar nuevas y mayores inversiones extranjeras, lo que a su vez significa más crecimiento y empleo. En segundo lugar, una mejor calificación país permite un acceso más barato al financiamiento para nuestras empresas, lo cual incide en la productividad de las mismas y en su capacidad de generar más empleos.
 
Con lo anterior uno podría darse por satisfecho. Sin embargo, desde mi perspectiva, lo más destacable es que la carta de invitación a la OCDE -en los hechos- es un certificado de calidad con nota 7 para las políticas públicas chilenas. Sí, el país en un año y siete meses tuvo que someterse a un exhaustivo y detallado análisis de la calidad de sus políticas públicas en diversos sectores/áreas, a la luz de las mejores prácticas internacionales. Lo interesante es que en dicho procesos obtuvimos muchas buenas noticias, y más bien pocas no tan buenas.
 
A la luz de esto, uno podría decir que son “flores” para el Gobierno., pero la verdad no es así.  La nota 7 es para el país, porque en Chile los sectores públicos y privados han aprendido y desarrollado una capacidad técnica y de construcción de acuerdos muy importante, no sólo relacionado a la problemática a resolver, sino, y por sobretodo, acerca de la “solucionática”, lo cual es materia de orgullo para todos.
 
Una vez que la Presidenta responda formalmente a dicha invitación el 11 de enero de 2010, y luego que el congreso ratifique dicha respuesta, quedará por desarrollar una capacidad permanente de análisis y benchmarch con los estándares OCDE, de forma de ir sistémica y sistemáticamente actualizando nuestras políticas públicas.
 
¡Bienvenido el ingreso de Chile a la OCDE! ¡Bienvenidas a Chile las mejores prácticas internacionales de política pública!

 

Fecha : 
15 enero, 2010