
La Política de Innovación plantea acciones para mantener un sistema de apoyo continuo al emprendimiento innovador, que permita a las empresas implementar conocimiento en la creación y el mejoramiento de nuevos productos, servicios y métodos de comercialización. En esa relación virtuosa pueden surgir nuevas empresas, ya sea a partir de empresas establecidas como desde ideas y modelos de negocios completamente nuevos.
Esto implica apoyar a quienes emprenden y a las corporaciones en sus proyectos, generar un sistema amigable, que fomente la iniciativa empresarial innovadora, sustentable, visionaria y de proyecciones globales.
Para lograr esta realidad en el mercado, se ha elaborado políticas de apoyo y financiamiento para transformar ideas en negocios. Entre otras iniciativas, en los últimos años se ha creado y potenciado incubadoras de negocios, fondos de capital semilla, redes de inversionistas ángeles, fondos de capital de riesgo, plataformas de emprendimiento corporativo, nodos tecnológicos, consorcios tecnológicos, plataformas comerciales globales, entre otras. Todas estas iniciativas posicionan a Chile como uno de los sistemas de fomento y apoyo al emprendimiento innovador más complejos y completos de América Latina.
La innovación es un trabajo conjunto entre las empresas y actores que pueden proveer ideas y/o soluciones a los desafíos de competitividad: desde laboratorios, centros de estudio o actores de la propia cadena de valor e incluso de otros sectores. Éstas deben adecuar sus estrategias para trabajar en colaboración y para generar procesos eficientes en la búsqueda de nuevos productos o servicios.
La innovación empresarial es la forma de incorporar la innovación tecnológica y la no tecnológica en los procesos productivos, en el desarrollo de productos o en la forma de organizarse o comercializar los bienes y servicios.
Para consolidar la transferencia tecnológica se van a modernizar los institutos tecnológicos en operación y se crearán 5 centros de difusión y extensionismo tecnológico.