No existe la persona perfecta, menos aún la empresa perfecta. Todas presentan algún tipo de problema, ya sea en su estrategia, liquidez o equipo empresarial, por ejemplo. Incluso las más exitosas han debido afrontar tiempos difíciles sin saber con certeza dónde están fallando.

Pero hoy sí existe un hecho claro: el 19% de las empresas en Chile está en riesgo. Según la herramienta de diagnóstico creada por el Foro Innovación con el apoyo directo del Banco de Crédito e Inversiones (BCI) y el académico José Miguel Benavente, enmarcado en el Proyecto “NuevaMente, Oportunidad de Reemprender”, donde junto a la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Octantis, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID-FOMIN), el Ministerio de Economía e InnovaChile CORFO, pudimos estudiar que de las 2.700 empresas evaluadas a la fecha, casi un quinto de ellas presenta una alta probabilidad de quiebra. ¿Debemos preocuparnos? alertarnos sí, pero no alarmarnos.  
Si partimos de la base que una persona que nunca comete errores es probable que nunca haga nada, es mejor considerar un fallo empresarial como un aprendizaje. Lo peor que puede hacer es no querer volver a probar. Está comprobado a nivel mundial, y en Chile tenemos similares estadísticas, que un emprendedor exitoso ha tenido por lo general dos o tres intentos fallidos, y para crecer más y aportar a la sociedad con más y mejores empleos hay que aprender de los errores y motivar a otros a emprender. Esta es una tarea de todos.

Las nuevas empresas dinámicas tienen gran relevancia en el crecimiento económico y el desarrollo social de un país, ya que se trata de entidades flexibles a los cambios del entorno, por lo que constituyen un factor dinamizante de toda la economía.   Además, tienen una gran capacidad para crear e implementar nuevas tecnologías; de hecho, la innovación es la razón del surgimiento de muchas de ellas.

Estas empresas son uno de los motores principales de la competitividad y el crecimiento de un país; así como fuentes de inspiración y de transformación de valores sociales, como la creatividad, la innovación, la aversión al riesgo, entre otros.
En el sitio web www.nuevamente.org, además de contar con información de interés y una comunidad para compartir entre los emprendedores, cualquiera puede diagnosticar su empresa y cuantificar el nivel de riesgo de su organización. Treinta preguntas sobre su sector y subsector de la economía, la evolución de sus utilidades, el atraso en pago de sueldos, la concentración de los clientes y proveedores, las ventajas competitivas, la forma de toma de decisiones, su relación con los socios, el perfil del emprendedor, pueden determinar si pertenece a ese 19%. ¿Qué pasa si mi empresa pertenece a la zona verde? Desde luego que felicitaciones. ¿Zona amarilla? Ojo, aún hay tiempo para tomar acciones. ¿Y roja? Por sobre todo tranquilidad, es importante hacer una alerta temprana y definir a la brevedad las acciones correctivas.
Con esta herramienta de diagnóstico, proyecto piloto para toda Latinoamérica, se pudo determinar que la mayor debilidad de las empresas chilenas se encuentra en la conformación del equipo empresarial con un 44%. Y es evidente porque en muchos casos, quien dirige empresa está muy solo, toma sus decisiones sin consultar a nadie, a veces la relación con sus socios no es fácil, por distintas circunstancias pierde personal clave para el negocio, en esta categoría también se mide el perfil de emprendedor, fundamental para el éxito de un negocio. Le siguen la estrategia con 36%, la liquidez con un 31% y la trayectoria, que asoma con un 29%.

Por otro lado, en color verde se ubica el 22% de los evaluados, mientras que en amarillo se encuentran el 59% del total de los diagnosticados.

Pero insisto. Tranquilidad. Nuestro programa no sólo pretende hacer ver los errores a tiempo, sino que también corregirlos. Para eso contamos con una Red de Expertos que realizan un análisis profundo, un plan de acción y un apoyo en la implementación de este a aquellas empresas con características de dinámicas y que se encuentran a travesando una grave crisis, principalmente financiera. Si los errores son factibles de corregir, bienvenido sea. Por el contrario si se determina que la única solución es ponerle fin al negocio, se proporciona la ayuda necesaria para un cierre ordenado. Como sabemos, nunca es tarde para una segunda oportunidad.