Director fundador del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se desempeñó como comandante en jefe del Ejército entre 2002 y 2006. Posee los grados académicos de Doctor en Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid; Magister en Planificación y Gestión Estratégica por la Academia de Guerra del Ejército; y Magíster en Ciencia Política con mención en RR.II. de la PUC.
Escribo esta columna aterrizando después de dos semanas en Europa dando clases y conferencias. Estuve vinculado con empresarios, intelectuales y estudiantes. Anualmente lo hago y he vivido, trabajado y estudiado en el Viejo Continente. Sin embargo, regreso con una sensación nueva.
En el mundo que vivió la crisis fui testigo de hombres y mujeres jóvenes y viejos; algunos profesionales otros no; de muy buen nivel económico o normal, los cuales al ver que el camino seguro que habían seguido se les cerraba, exploraron nuevos derroteros en el ámbito de la innovación.
Buscando identificar las características más relevantes para establecer si cada uno estaba preparado para dar el paso que dieron, las sintetizo en las siguientes:
Sirven.
Seguro que si, seguro que sirven :)
Analogía con la bicicleta
Cuando uno nunca se ha subido a andar en bicicleta toda la preparación previa puede ser de ayuda. El saber como se maneja, gente que ha andado que te da consejos para el equilibrio, saber como funcionan los frenos, libros que explican la técnica, etc. Ahora bien, sin importar toda la preparación previa, yo creo que el caerse es inevitable. La única forma de aprender realmente es subirse y pedalear. Lo mismo siento en la innovación y emprendimiento, tal vez es un pensamiento utópico de alguien jóven de 23 años como yo, pero es lo que me motiva para intentarlo. Saludos y gracias por la columna.