Quiénes somos Contacto Preguntas frecuentes Regístrate Login
Versión para impresión

Síguenos en

RSS de innovacion.cl

¿Mejora Continua o Administración del Éxito?

Imagen de Alejandro Hugo
Alejandro Hugo

Alejandro Hugo Díaz es Asesor de Octantis, Potenciadora de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, en materias relativas a Emprendimiento Corporativo e Innovación.
Es Magister en Administración de Empresas (MBA) de la UAI.

Se ha desempeñado por más de 18 años como ejecutivo en cargos gerenciales en compañías multinacionales como Sonda, Digital Equipment Corporation (DEC), Ericsson y Telefónica Movistar.

Ha dirigido equipos de desarrollo estratégico en marketing y desarrollo de productos, además de proyectos de Innovación e Intra-Emprendimiento en todas las posiciones y empresas en las que ha trabajado.

Fundó y dirigio la primera incubadora de negocios corporativa "Movistar Innova", hito en Innovación y Emprendimiento Corporativo en América Latina, con el apoyo de Octantis y Corfo Innova.

Una de las ideas discutidas en la sesión de este mes del nuevo Think Tank de Emprendimiento Corporativo e Innovación de Octantis (Potenciadora de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez) fue que, en general, las corporaciones se han preocupado mucho de potenciar sus procesos de mejora continua hasta la perfección, como respuesta a las amenazas competitivas internas o externas, transformándolas en expertas en la administración de los errores y fallos; sin embargo ante sus propios éxitos se paralizan y no son capaces de administrarlos.

Esta realidad la podemos ver reflejada en muchos ejemplos de grandes compañías que viven de sus “one hit wonder” centrados en su core hasta la muerte... literal, de sus negocios tradicionales. Ejemplos de estos casos hay varios. Recordemos a Digital Equipment Corporation (DEC), defensora hasta la muerte del concepto de mini computadores cuando hasta sus empleados tenían PC sobre sus escritorios.

¿Por qué las empresas establecidas son tan hábiles en administrar la mejora continua y olvidan la naturaleza emprendedora de la que alguna vez se valieron para iniciar sus negocios?

Las empresas cambian desde un estado de visión, imaginación, creatividad, innovación, incertidumbre y urgencia inicial, hacia el estado de confort que da la certidumbre de contar con un negocio que dominan y controlan. De la misma manera van cambiando las personas que trabajan en ellas; las que permanecen desde el inicio dejan de soñar y crear, refugiadas en la seguridad, y comienzan a propiciar un clima que afecta a las políticas de selección e incentivos, atrayendo a nuevas personas con habilidades específicas en la mejora continua y de procesos, en lugar de nuevos emprendedores que le den vitalidad  - pero también incertidumbre - a sus operaciones.

¿Cuáles son los síntomas de una empresa se está paralizando ante el éxito?
Un ejecutivo de una compañía me afirmó en una ocasión que, en su empresa, eran capaces de proyectar sus estados financieros con una precisión “al decimal” para el año siguiente.

Obviamente, teniendo la certeza de cómo se comportará el negocio en el futuro, es muy poco el incentivo que existe para explorar nuevas alternativas que no den ninguna seguridad acerca de sus posibilidades de éxito. Más aún, si meternos en temas nuevos significa que nuestro certero pronóstico pueda verse alterado con las consiguientes explicaciones que deberíamos dar a los accionistas. Si los números que proyectamos nos indicaran una posibilidad de baja en el rendimiento de nuestros negocios, lo más fácil sería recurrir a nuestra “querida amiga” la mejora continua, antes de pensar siquiera en confiar nuestro estable futuro a “desconocidos”.

Si somos capaces de re-descubrir y profundizar el potencial emprendedor, que de seguro hay en nuestras compañías, estaremos volviendo a la génesis de lo que fue alguna vez nuestro negocio core, sembrando las semillas de nuevos negocios que permitirán diversificar el riesgo y aprovechar sinergias con nuestros negocios actuales.

La misma compañía declaró que, alguna vez, sí habían utilizado las ideas de emprendedores internos para explorar nuevos negocios, pero que éstas habían sido “fagocitadas” como ideas corporativas relegando el papel del emprendedor a la mera administración.

Es como tratar de iniciar una empresa “por secretaría”, sin la pasión de un emprendedor que transmita una visión que sea capaz de movilizar la transformación de la incertidumbre de un emprendimiento en algo concreto. Pronto esta iniciativa estará sujeta a los procesos y métricas de la empresa madre, por lo que será muy difícil llegar a tener real conciencia del aporte de ésta al negocio... seguramente un par de decimales más o menos en el reporte consolidado, sujeta a la decisión de continuidad de alguien totalmente ajeno a una visión global: Una empresa permanentemente el la UCI, conectada a sistemas de vida artificial.

En esta empresa, esta forma de crecimiento orgánico, nunca se transformó en un proceso de administración continua de los éxitos que provocaban y siempre queda en el ambiente la pregunta de cuántas otras buenas ideas no se han podido desarrollar por no existir los incentivos correctos para el poder emprendedor que existe al interior de la compañía. Siempre quedará la sensación de estar dejando oportunidades inexplotadas.

Oportunidades que, no por no estar siendo explotadas, no existen. En el mejor de los casos, las identifican los mismos colaboradores o ejecutivos, que, al no tener los incentivos para desarrollarlas desde la propia empresa, comienzan sus propias aventuras empresariales de “segunda renta” o peor aún, son detectadas por la competencia o por emprendedores externos que van erosionando poco a poco el core de nuestro negocio.

Por eso, es necesario, más allá de preocuparse de la mejora continua, ocuparse del “éxito continuo” haciendo que los momentos de gloria se repitan una y otra vez a través de incentivos y procesos que despierten el espíritu emprendedor, a través de una generación continua de situaciones que saquen de la zona de confort a los más avezados emprendedores que siempre hay en las organizaciones.
 

Fecha : 
11 junio, 2010

Muchas Gracias

Estimado Alejandro: Muchas gracias por leer mi comentario. Estoy gratamente sorprendido.
Totalmente de acuerdo. Cuando innovamos jamas pensamos en la competencia ni tampoco en el resultado económico. Mas bién, es un encantamiento con la nueva idea. Existe algo parecido al enamoramiento con la creación en desarrollo.
Favor no publicar..
Un afectuoso saludo
Mauricio Gallardo R.
cmgmuebles.cl

Empresa Viva.

Estimado Señor. Con mucho agrado he leído su minuta. Creo que tiene UD toda la razón y comparto plenamente su análisis. Si me permite un pensamiento: La Empresa, cualquiera esta sea, está conformada por personas, empleados y empleadores, maquinas, equipos, planta física etc., es un todo, es un ente vivo… Mientras está en proceso de crecimiento o desarrollo, siempre está presente la innovación y la creatividad. El temor, el riesgo, la ansiedad, la incertidumbre, las ganas, la motivación, la competitividad. La energía vital de todo niño o joven, que quiere aprender, crecer y triunfar. Todos de alguna manera lo hemos sentido y vivido. “La empresa viva”. Activa. Productiva. Exitosa. Tiende aparentemente a tomar las características del ser humano que la conforma. De algún modo se podría intuir: “Se cómo eres (directores) de modo que se cómo es tu empresa”. No obstante, la seguridad o el haber logrado los objetivos y metas que permiten continuidad, estabilidad, control, seguridad, siempre será motivo de satisfacción. Éxito. Ahora a descansar.
Afortunadamente? el mercado obliga a continuar activo, tiene que ver con las mejoras continuas. Competitivo, es más, a crecer continua y sostenidamente. Cuál es límite? Se perdió la esencia? Cuál es el nuevo motivo o el fin último?...
Controlar y administrar adecuadamente el éxito. No solo asegura la vida de la empresa, también su madurez y continuidad en el tiempo. La innovación, será el motor que mantendrá “La Empresa Viva”.
Afectuosamente..
Mauricio Gallardo Rojas.

Mauricio. Muchas gracias por

1541

Mauricio. Muchas gracias por tu comentario.
La competencia es un gran motivador para innovar, sin embargo la verdadera innovación nace libre de las presiones del mercado y de la industria, pues crea lo que no existe, lo que nadie imaginó, lo inesperado, lo espontáneo, que agregando valor, permite el desarrollo humano.
Como bien dices... "nos mantiene vivos".

Saludos,

Alejandro Hugo